miércoles, 4 de septiembre de 2019

Casos Fortuitos



En el escenario donde se despliegan los acontecimientos que hacen y dan sentido a nuestra vida, la ocurrencia de todo lo que acontece es consecuencia del devenir humano los cuales carecen de una impronta pre establecida que les haga ser factibles de cierta previsión.

Las cosas suceden en absoluta prescindencia de nuestros gustos y apetencias, es por esta causa que cuando pareciera que estamos menos preparados para enfrentar algún revés estos se nos precipitan encima generando la sensación de que estamos enfrentando una “mala racha”

“El ser humano tiene el deseo de controlarlo todo en su entorno más inmediato, sin embargo, en la experiencia cotidiana todos descubrimos que existen episodios fortuitos que ocurren por azar e irrumpen en nuestra vida como consecuencia del factor sorpresa. Existen hechos fortuitos que son muy positivos, por ejemplo, el enamoramiento que se produce en el instante menos esperado cuando una persona comienza a sentir algo especial por otra.

También existen hechos fortuitos que pueden tener mayor o menor trascendencia, un impacto importante en el destino de la persona o por el contrario, ser hechos anecdóticos que tienen poco peso.
Muchos de los hechos fortuitos que ocurren en la vida, se convierten en experiencias totalmente enriquecedoras que traen consigo nuevas oportunidades. En nuestro día a día, suceden situaciones fortuitas tan sencillas como tener un encuentro casual por la calle con un conocido al que hace tiempo que no veíamos.

Hechos que sorprenden por algún motivo y que pueden ser agradables, por tanto, felices e ilusionantes. O también pueden ser desagradables, tristes y dolorosos. En cualquier caso, el hecho en sí mismo rompe con lo previsible para la persona y pueden producir un cambio de planes.

Por ejemplo, como consecuencia de un hecho fortuito una persona puede tener que anular una cita porque ese hecho le impide acudir en la hora prevista. Este tipo de acontecimientos influyen en la gestión del tiempo.

Por eso, pese a que la mayoría de las personas dedican mucho tiempo a planificar su agenda anotando todo tipo de tareas, en realidad, es recomendable reservar un margen de dos horas cada día para poder atender asuntos imprevistos.

No se trata de intentar hacer previsible la propia imprevisibilidad de los acontecimientos, como tampoco se pretende que seamos capaces de reservar espacios para prevenir lo fortuito que pudiese ocurrir, simplemente se espera que tengamos una actitud acorde a las circunstancias aunque las tales se nos presenten un tanto fortuitas.


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