“Facultad de la mente que permite aprender,
entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la
realidad”
La inteligencia es la capacidad de elegir, entre
varias posibilidades, aquella opción más acertada para la resolución de un
problema. En este sentido, cabe distinguirla de la sabiduría, en tanto que esta
última es tan solo una acumulación de conocimiento, mientras que la
inteligencia implica hacer el mejor uso de un saber previo. No obstante, el
modo para identificar la cualidad de ser inteligente ha sido enormemente
debatido.
La inteligencia es una cualidad que todos los seres
humanos poseemos, aunque no todos podemos tenerla de igual manera estimulada y
desarrollada. Por esto, la estimulación temprana de los niños, entre su primer
año de vida y los cinco años es crucial para que luego puedan hacer frente a la
etapa de aprendizaje que comienza en la escuela básica a partir de los seis
años.
La inteligencia no es sólo “saber mucho” (ya lo hemos diferenciado en relación a la sabiduría), si no que se trata de poner en juego nuestros conocimientos y aptitudes en todas las acciones de nuestra vida cotidiana, y por ello somos capaces los seres humanos de desafiar obstáculos que pueden ser desde la resolución de un problema matemático, hablar correctamente en público o realizar operaciones económicas con éxito.
Muchas de estas inteligencias del ser humano son
puestas a prueba por psicólogos y demás profesionales al momento de, por
ejemplo, analizar a un postulante a un puesto de empleo. Para ello, no basta
sólo con un vasto Curriculum de estudios y experiencias laborales, si no
también el desempeño del trabajo en equipo, el control de emociones, la
capacidad de hablar en público y expresar ideas, y la capacidad para sortear
problemas o conflictos. Mediante pruebas encubiertas, como dibujos, canciones o
lectura de textos pueden evaluarse las actitudes y aptitudes de la persona en
relación a las emociones, lo verbal, las acciones y las habilidades mentales.
Sin lugar a dudas, las nuevas perspectivas en lo que respecta a la valoración del intelecto son mucho más abarcativas y completas al evitar circunscribirse al plano lógico y matemático; de hecho, la inteligencia emocional puede considerarse tanto o más importante, en la medida que se relaciona con nosotros, con nuestros pares, y en definitiva, con nuestro bienestar. Con los acuciantes problemas de estrés, relaciones familiares y de pareja, trabajo en equipo y otras situaciones de la vida actual,
Sin lugar a dudas, las nuevas perspectivas en lo que respecta a la valoración del intelecto son mucho más abarcativas y completas al evitar circunscribirse al plano lógico y matemático; de hecho, la inteligencia emocional puede considerarse tanto o más importante, en la medida que se relaciona con nosotros, con nuestros pares, y en definitiva, con nuestro bienestar. Con los acuciantes problemas de estrés, relaciones familiares y de pareja, trabajo en equipo y otras situaciones de la vida actual,
la inteligencia emocional se transformó en una
disciplina fomentada por psicólogos y terapeutas, en cuanto permite
identificar, manejar y controlar emociones y actitudes que eviten el conflicto,
y entonces permitan la superación de traumas y problemas personales, en
relación también con el entorno familiar, laboral, o cualquier entorno social
en general.
“Facultad de la mente que permite aprender,
entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la
realidad”
La inteligencia es la capacidad de elegir, entre
varias posibilidades, aquella opción más acertada para la resolución de un
problema. En este sentido, cabe distinguirla de la sabiduría, en tanto que esta
última es tan solo una acumulación de conocimiento, mientras que la
inteligencia implica hacer el mejor uso de un saber previo. No obstante, el
modo para identificar la cualidad de ser inteligente ha sido enormemente
debatido.
La inteligencia es una cualidad que todos los seres
humanos poseemos, aunque no todos podemos tenerla de igual manera estimulada y
desarrollada. Por esto, la estimulación temprana de los niños, entre su primer
año de vida y los cinco años es crucial para que luego puedan hacer frente a la
etapa de aprendizaje que comienza en la escuela básica a partir de los seis
años.
La inteligencia no es sólo “saber mucho” (ya lo hemos diferenciado en relación a la sabiduría), si no que se trata de poner en juego nuestros conocimientos y aptitudes en todas las acciones de nuestra vida cotidiana, y por ello somos capaces los seres humanos de desafiar obstáculos que pueden ser desde la resolución de un problema matemático, hablar correctamente en público o realizar operaciones económicas con éxito.
Muchas de estas inteligencias del ser humano son
puestas a prueba por psicólogos y demás profesionales al momento de, por
ejemplo, analizar a un postulante a un puesto de empleo. Para ello, no basta
sólo con un vasto Curriculum de estudios y experiencias laborales, si no
también el desempeño del trabajo en equipo, el control de emociones, la
capacidad de hablar en público y expresar ideas, y la capacidad para sortear
problemas o conflictos. Mediante pruebas encubiertas, como dibujos, canciones o
lectura de textos pueden evaluarse las actitudes y aptitudes de la persona en
relación a las emociones, lo verbal, las acciones y las habilidades mentales.
Sin lugar a dudas, las nuevas perspectivas en lo que respecta a la valoración del intelecto son mucho más abarcativas y completas al evitar circunscribirse al plano lógico y matemático; de hecho, la inteligencia emocional puede considerarse tanto o más importante, en la medida que se relaciona con nosotros, con nuestros pares, y en definitiva, con nuestro bienestar. Con los acuciantes problemas de estrés, relaciones familiares y de pareja, trabajo en equipo y otras situaciones de la vida actual,
Sin lugar a dudas, las nuevas perspectivas en lo que respecta a la valoración del intelecto son mucho más abarcativas y completas al evitar circunscribirse al plano lógico y matemático; de hecho, la inteligencia emocional puede considerarse tanto o más importante, en la medida que se relaciona con nosotros, con nuestros pares, y en definitiva, con nuestro bienestar. Con los acuciantes problemas de estrés, relaciones familiares y de pareja, trabajo en equipo y otras situaciones de la vida actual,
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