Pensé que sería interesante hablar sobre la conveniencia de hacer
ciertos altos en el camino para librarnos del día a día, recuperar nuestro
equilibrio y encontrarnos a nosotros mismos.
La práctica sistemática de estos paréntesis, nos ayudarán a conocernos
mejor, a contemplar con serenidad lo que nos ocurre y a saber lo que sucede a
nuestro alrededor.
Hablamos de una forma, más positiva, de hacer pequeños altos en el
camino; sin necesidad de recurrir a la huida, o a diferentes formas de evasión.
Con ello, podrá atemperarse el impulso de romper, aunque sea temporalmente, con
la familia, la pareja o los amigos, antes de que se convierta en una imperiosa
necesidad.
Hay quienes temen el silencio, la soledad y encontrarse consigo mismos.
Buscan estar acompañados, o bien, permanecer siempre ocupados en mil
cosas diferentes. Son reacios a dejar de estar en movimiento y difícilmente se
encuentran predispuestos a hacer frente a lo que les sucede; en lugar de lo
cual, se limitan a ir apagando los fuegos que encuentran en su camino.
Es muy conveniente aprender a buscar los momentos de soledad y a
disfrutar de ellos. En un principio, podrá ser difícil para muchos por la
novedad que, para ellos, conlleva. Sin embargo, se acostumbrarán y encontrarán
que puede ser muy positivo, con el transcurrir del tiempo. Con la práctica,
todos nos beneficiaremos de esos momentos en los que nos abstraemos de las
actividades cotidianas y de su frenético ritmo, en la mayoría de los casos.
Logrando alcanzar estos momentos de soledad, encontraremos la paz
necesaria para poder afrontar los retos que se nos presenten. Para ello, basta
estar tranquilos y relajados, en contacto con nosotros mismos.
Cuando miremos en nuestro interior, conviene identificar aquello que nos
sucede: nuestras emociones, lo que nos duele y nos hace sufrir, lo que nos
agrada y nos da felicidad, nuestras carencias y nuestros deseos. Procede
hacerlo, con honestidad y valentía, sin engañarnos a nosotros mismos.
Sin duda alguna, encontraremos cómo solucionar nuestros problemas. Para
lograrlo, no desdeñemos comunicarnos con personas de nuestra total
confianza y pedir ayuda, si lo consideramos necesario.
No todos los paréntesis tienen que ser en soledad y quietud. Hay muchas
actividades que nos ayudarán a distraernos, a salir de la rutina y a conectar
con nosotros mismos.
Algunas veces, será muy agradable y enriquecedor hacer paréntesis en
compañía. Un paseo, un viaje, un concierto, una agradable conversación… Siempre
tendremos la disponibilidad de personas que tienen la facultad de ayudarnos a
profundizar en nuestro autoconocimiento. Bastará ir en busca de ellas, porque,
su compañía, nos servirá de bálsamo para nuestras penas y de estímulo para
nuestros sueños.
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