Hace un par de días alguien me preguntaba “qué lección me había dado
la vida a mí para que la viviera tan intensamente“. Lo único que fui
entonces capaz de contestarle es que hoy no sé vivir mi vida de otra manera… y
que a la vida misma le gusta y solo entiende que la vivamos así!
Seguramente no es mérito mío, simplemente procuro en todo momento vivir
lo que llega y hacerlo intensamente, como si fuera lo último que vaya a hacer
en mi vida! Para el Alma, cada momento es único, mágico e irrepetible, no hay
más!
Seguramente para llegar hasta aquí y hoy, tuvieron que pasar demasiados
años de tránsito, rutinarios, en que mi vida era dominada solo por lo que
sucedía a mi alrededor…
Para vivir intensamente la vida no debo hacer más que poner todo mi
empeño en hacer realidad mis sueños… y luego dejar que la vida haga el resto y
me traiga lo que ella considere mejor!
Si, en cambio, me resisto a ello, lo único que obtendré es infelicidad,
comparando todo aquello que deseo con lo que al final obtengo de ella!
Acepto simplemente que mi Alma y la vida saben más de mí que yo mismo… y
espero con ilusión todo lo que llega, sin resignación e intentando en todo
momento sacar partido a lo que vivo a cada instante!
Al fin y al cabo, no he logrado más que actuar como lo hace cualquier
recién nacido… aunque hoy con plena consciencia de ello!
Es verdad que siempre he tenido el don de fijar mi
atención y enfocar mi sensibilidad en todo aquello que me rodeaba.
Pero también lo es que la atención mental es dirigida a
lo que quieres ver, es decir, que sesga la realidad en toda su amplitud, a su
antojo!
Y, debo admitir que, durante demasiados años, mi atención mental estaba
orientada a ratificar mis sombras y, como consecuencia de
ello, a obviar la luz que había a mi alrededor!
Y ni que decir tiene que la vida no me decepcionaba en mi propósito de
ser infeliz y validar mis sombras, ofreciéndome todas las circunstancias
propicias para seguir siendo infeliz en la oscuridad!
La vida es obstinada cuando quiere darnos todo aquello que perseguimos
en la vida o que creemos merecer…
Pero también es obstinada cuando cambiamos nuestra visión y elegimos ver
luz y ser felices!
Ese día, sin cambiar la vida en sí, empezamos a ver con el corazón y
aprendemos a saber encontrar, ver y vivir la felicidad, propia y ajena!
Y, día a día, se va haciendo el hábito, día a día vamos
aprendiendo a tejer nuestra felicidad… aquella que tantas veces antes solo
habíamos soñado!
Y, mientras creíamos que solo era posible soñar con la felicidad, la
vida nos obsequiaba con muchos sueños felices… y poca feliz realidad!
Pero, llega ese día en que te das cuenta de que los sueños son una pista inconfundible
de todo aquello que requieres en tu vida para ser feliz!
Y, si eres capaz de sentirlo así y, además, tienes el valor de hacerlo
realidad, la vida y la manera de vivirla empiezan a cambiar!
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