El alargar tomar una decisión, tener el escritorio
desordenado, o tener una lista enorme de tareas pendientes surgen de la misma
causa: La postergación, el aplazamiento de nuestras tareas u
obligaciones nos hace sentirnos agobiados y confusos, estos sentimientos son el
primer paso hacia las preocupaciones.
Puede parecer una historia estúpida, pero si
viéramos nuestra zona de trabajo y pensamos en esto quizás comience a tener,
otro sentido
.
Cuando nuestra zona de trabajo se llena de papeles
por ordenar, de tareas pendientes, de correos sin contestar, de herramientas
por colocar, crece en nosotros una sensación de prisa y desorden que no nos
ayudar en nada. Si nosotros despejamos nuestra mesa y dejamos encima de ella el
único problema que tratamos, veremos que los problemas resultan más fáciles de
resolver.
Tener tu zona de trabajo ordenada, y los trabajos
al día es hábito indispensable para quien quiera trabajar en un ambiente
correcto.
Si tenemos nuestro sitio de trabajo absolutamente
desordenado y lleno de cosas por hacer, el solo hecho de verlo ya nos producirá
ansiedad, preocupación y prisa. Por tanto el orden será nuestra
primera ley.
Una mesa ordenada es una mente ordenada, un lugar
de trabajo despejado es una mente despejada, y la mejor manera de mantenerla
ordenada, es no dejar que se desordene, tal y como llega un algo, guardarlo en
su sitio, tal y como dejamos de utilizar un herramienta, colocarla en su lugar.
Mantengamos nuestro entorno de trabajo ordenado y
despejado, para tener una mente ordenada y despejada.
Este mismo procedimiento sobre el orden lo
tendremos que efectuar sobre nuestras tareas diarias. Si realizamos
nuestras obligaciones tal y como se nos presentan, no acumularemos faenas que
nos agobien.
La sensación de deber u obligación, la interminable
sucesión de cosas que tienen necesariamente que hacerse, es una agobio
infinito.
La clave consiste en hacer algo con nuestros
problemas y quehaceres a medida que se nos presenten. Esto debería ser nuestra
segunda ley.
Un día en la consulta del doctor me fije que cuando
interrumpían al teléfono, él se tomaba el tiempo necesario para contestar y
dejar resuelto el asunto, le pregunte: ¿Hace usted eso siempre? Y me dijo: Si,
lo siento, pero nunca dejo nada sin resolver, ¿Y su pila de papeles por
rellenar dónde está? Rellenados, ¿Y sus correos por contestar? Contestados,
cuando yo me voy a casa no me queda nada por hacer así no tengo agobios ni
acumulaciones de faena. Nunca me llevo “el trabajo a casa” porque no me queda
trabajo pendiente.
Si nosotros hacemos el mismo procedimiento y
resolvemos nuestras tareas según se nos presenten, nos sentiremos menos
agobiados, nos iremos más descansados y de mejor humor a nuestras casas.
Todo ordenado y todo al día. No acumular faenas, significa no acumular carga mental. No tener tareas pendientes facilita que te relajes y disfrutes más en tu tiempo libre.
Todo ordenado y todo al día. No acumular faenas, significa no acumular carga mental. No tener tareas pendientes facilita que te relajes y disfrutes más en tu tiempo libre.
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