Seguramente todos seamos la suma de lo que fuimos, más lo que somos
realmente, más lo queremos ser y lo que esperan que seamos (deberíamos ser).
Somos pasados, presentes, futuros y condicionales, al mismo tiempo.
Lo que más nos condiciona de esto es justamente lo que deberíamos ser y
no somos. Muchas veces proyectamos en el otro nuestros deseos, nuestros fracasos,
y como el otro no se hace cargo de ellos, porque no le son propios, nos
decepcionamos.
Las personas no deberían ser de ninguna manera más de la que ellas
quieren ser.
Y para ser, simplemente hay que ser conciente de lo que fuimos, de lo
que somos y queremos ser, y dejar de lado lo que los demás esperan de nosotros.
Hay que completar la trilogía pasado, presente y futuro.
Generalmente lo que fuimos es el camino para saber lo que somos. Todo lo
que alguna vez hicimos, bien o mal, sirve para querer lo mismo o para
cambiarlo. No hay que olvidarse de lo que uno fue y eligió, sino por el
contrario, hay que recordarlo para no repetir los mismos errores una y otra
vez.
Todo lo que vivimos es lo que nos hace. El pasado es nuestro presente.
Todo lo que hicimos es lo que somos. No estoy de acuerdo con la frase todo
tiempo pasado fue mejor. Lo mejor siempre es aquí y ahora. Por eso es que dicen
que hay que vivir cada instante, porque viviendo cada momento somos lo que
queremos ser.
Si nos disociamos, si saltamos del pasado al futuro, sin escala en el
momento presente, nos vamos a estar perdiendo una etapa de construcción de
nosotros mismos. Y eso pasa, nunca estamos completos porque nos falta la
construcción del SER.
Para llegar a construir ese ser, es necesario que veamos que cosas de
las que fuimos queremos seguir siendo y que cosas queremos dejar de ser. Es
necesario un saneamiento del pasado y redescubrir nuestras heridas. Una vez que
hayamos elegido lo que queremos seguir siendo, y desechar lo que ya no nos
sirve para ser, es cuando realmente empezamos a ser.
El futuro es algo incierto, es algo que nos genera miedo. Seguramente
ese porvenir es lo que nos mantiene siempre a la espera de “algo”. Ahora que
leo la palabra espera, puede ser que derive de ESPERANZA. Porque la esperanza
nos deja esperando algo mejor. Es otra de las tantas vías del conformismo.
El futuro nos deja atrapados, nos encandila con lo que esta por venir.
Pensando en lo que vendrá, no somos. Pensando en lo que fuimos tampoco somos.
Sólo somos cuando abarcamos las tres dimensiones, pasado, presente y futuro.
Cuando somos concientes de nuestro pasado y nos hacemos cargo de él,
estamos siendo todo aquello que un día fuimos. Entonces podemos ver lo que
queremos y dejar de ser aquello que ya no tiene sentido. Y a la vez estamos
sembrando lo que queremos ser.
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