jueves, 3 de octubre de 2019

Algo Visceral


Las vísceras, también llamadas entrañas, forman parte del aparato respiratorio o del aparato digestivo, como los pulmones, el hígado, el corazón o el páncreas. La noción de visceral, por lo tanto, está vinculada a estos órganos, aunque suele utilizarse de una manera simbólica.

Lo visceral aparece vinculado a una reacción emocional muy intensa, que brota de lo más profundo del interior de la persona (de allí esta denominación). Se trata de algo que el sujeto casi no puede evitar, ya que está encarnado en su interior y que escapa a la razón o la lógica.

Las reacciones viscerales suelen concretarse sin ningún tipo de filtro o control. Por eso es común asociarlas a la violencia o al exabrupto, lo que muchas veces provoca un profundo arrepentimiento en quienes las sufren.

El término visceral remite a lo que tiene relación con las vísceras u órganos internos. 

De modo figurado suele remitir a formas de ser descarnadas y que se caracterizan por una profunda emotividad; en este sentido el término guarda relación ante todo con cuestiones psicológicas. En el ámbito discursivo ordinario es esta segunda acepción la que predomina, dejando el otro a cuestiones propias del ámbito de la medicina. En cualquier caso, la relación entre ambos conceptos se fundamenta en el hecho de hacer referencia a algo vital y de gran relevancia, algo que dista de ser superficial y capaz de ser ignorado.

La tríada visceral tiene que ver con la inteligencia del cuerpo, con el funcionamiento básico vital y con la supervivencia. El cuerpo tiene un papel importantísimo en todas las formas de trabajo autentico porque devolver la conciencia al cuerpo afirma la cualidad de la presencia.

El cuerpo existe en el aquí y en el ahora, en el momento presente, lo que es fundamental para poder realizar un buen trabajo de desarrollo personal.

Cuando en realidad se habita el centro del cuerpo, éste da una profunda sensación de plenitud, estabilidad y autonomía o independencia. Cuando se pierde el contacto con esa fuerza, la personalidad intenta “compensar” proporcionando una falsa sensación de autonomía. Para encontrar esa falsa sensación de autonomía la personalidad crea lo que en psicología se llama mecanismos de defensa. 

Los tipos de personalidad de esta tríada procuran resistirse a la realidad (creando límites para el Yo, basados en tensiones físicas).
Estos tipos de personalidad tienden a tener problemas de agresividad y de represión; bajo las defensas de la personalidad llevan muchísima ira.

El trastorno de personalidad antisocial (TPA), a veces llamado sociopatía, es una patología psiquiátrica. Las personas que la padecen no pueden adaptarse a las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales. Si bien puede ser detectada a partir de los 18 años de edad, se estima que los síntomas y características vienen desarrollándose desde la adolescencia. Antes de los 15 años debe detectarse una sintomatología similar pero no tan acentuada, se trata del trastorno disocial de la personalidad.


Las personas que padecen este trastorno sufren un mal de índole psiquiátrico, un grave cuadro de personalidad antisocial que les hace rehuir las normas preestablecidas; no saben y no pueden moldearse a ellas. A pesar de que saben que están haciendo un mal, actúan por impulso, cometiendo incluso delitos graves. Es común que se confunda este trastorno con otras patologías parecidas, como podrían ser la conducta criminal, el comportamiento antisocial o la psicopatía. 

Pero son trastornos, aunque relacionados, de diferentes características, con otros tratamientos y consecuencias.


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