Es muy común escuchar a la gente que pretende colaborar sin hacer mucho
esfuerzo, ufanarse de la tarea ejecutada y resaltar que sin “su” ayuda no se
hubiese podido hacer la tarea en cuestión, quizás sin tener en cuenta que su
acción no colaboró en nada a las tareas realizadas por otros.
Así, la frase del título remonta a una vieja y anónima fábula,
presumiblemente de origen español, en la que se relata la historia de un buey
que durante toda jornada arrastró con mucho esfuerzo el arado enganchado en su
lomo, mientras un mosquito apoyado en su oreja lo alentaba a seguir.
En su estrofa final se define la acción del insecto así:
Y cuando el buey agotado,
todo el trabajo hubo hecho,
“aramos”, dijo el mosquito,
muy orondo y satisfecho”
todo el trabajo hubo hecho,
“aramos”, dijo el mosquito,
muy orondo y satisfecho”
En esta estrofa final y en la palabra “aramos” en plural se sintetiza el
espíritu
que tiene la frase en sí mismo. El de la gente que con algún gesto cree haber sido muy útil y haber cumplido con su responsabilidad escondida en falsos méritos que nunca fueron reales.
que tiene la frase en sí mismo. El de la gente que con algún gesto cree haber sido muy útil y haber cumplido con su responsabilidad escondida en falsos méritos que nunca fueron reales.
El vicio de atribuirse falsos méritos por el trabajo de otros ha sido
siempre una condición que muchas personas tienen, sobre todo a la hora de
alardear que hicieron algo con el esfuerzo ajeno.
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