Los buenos modales, esas añoradas expresiones de buen comportamiento que
muestran preocupación y respeto por los demás, hoy parecen ser una costumbre
añeja, que por más que nos resistamos a creerlo, bien podrían estar enfrentando
el potencial riesgo de la extinción.
No es exagerado. Es una realidad que se constata día a día en las
calles, los colegios, las universidades, los lugares de trabajo y los distintos
escenarios donde las personas interactúan con sus pares.
Hoy en día, los buenos modales parecen casi una rareza, para pesar de
muchos y de las sociedades que han visto cómo su retirada ha venido acompañada
de costumbres indeseables que implican exactamente todo lo contrario.
Por lo mismo, rescatamos en este artículo 10 modales que parecen
estar en extinción, que esperamos puedan volver a ocupar el espacio que
les corresponde porque, hoy día, son más necesarios que nunca:
1.- Saludar al entrar a un lugar y al abandonar un recinto: “Buenos
días”, “Buenas tardes”, “Hasta luego”, “Buenas noches”. Un simple saludo o
despedida pueden hacer la diferencia. Indican respeto por el resto de la
personas, buenas costumbres; en definitiva, buenos modales.
2.- Dar las gracias: Puede parecer de Perogrullo decirlo, pero cada
vez menos personas están dispuestas a realizar el sencillo gesto de agradecer.
Aunque la persona que nos haga un servicio esté cumpliendo con su trabajo,
aunque sea lo esperable que realice determinada acción, dar las gracias permite
cerrar un ciclo, y cada vez que lo hacemos, dejamos detrás la imagen de
que se valora lo que la contraparte hizo. No es difícil, y aporta mucho.
3.- Pedir por favor: En lugar de dar una orden, o de exigir un servicio
porque se está pagando, el pedir por favor necesariamente implica que la
contraparte adoptará una actitud positiva. No se trata de rogar, no se pierde
el orgullo, no es ser menos valientes. Es una cortesía, una frase breve que
puede hacer una gran diferencia.
4.- Ceder el asiento a quienes lo necesiten: Antaño una costumbre
casi instantánea, hoy se bate en una triste retirada. No sólo en el tren
subterráneo o los buses urbanos -donde para hacerlo más grave aún existen
asientos marcados que son ocupados por quienes no les corresponde-, sino en todos
aquellos espacios en que el sentido común nos indica que alguna persona
necesita el asiento más que nosotros. Denota buena educación, modales, respeto
y empatía.
5.- Sentarse correctamente y no recostarse como, literalmente, ocurre
hoy: ¿Cuántas veces hemos visto a personas literalmente “desparramadas” en
sus asientos? Es verdad que existe libertad, nadie cuestionaría eso, pero
también es cierto que en espacios públicos, una señal de respeto y preocupación
por los demás y uno mismo es sentarse correctamente. En la casa, en la
privacidad del hogar, ya habrá espacio y tiempo para sentarse como a cada uno
le parezca.
6.- Sacarse el gorro, sombrero o lo que sea que tengamos en la
cabeza cuando estemos en una situación más formal: Cada vez más, es
posible ver que los gorros parecen pegados a las cabezas, ya que da lo mismo la
situación, nadie parece dispuesto a sacárselos aunque la ocasión así lo
amerite, aunque sea un espacio cerrado, aunque la persona que tenemos en frente
merezca nuestro respeto. Esto puede cambiar muy fácilmente.
7.- Mirar a la cara a quien te está hablando y no al teléfono
móvil: No eludir las miradas, no ver hacia otro lado en señal de
aburrimiento, no concentrarse en el celular que nos controla y nos hace
faltarle el respeto al que tenemos en frente. Mirar a la cara, prestar
atención, mostrar interés. No desafectarse del otro, de lo que dice y de lo que
nos quiere comunicar.
8.- Dejar pasar primero a las mujeres: Esto parece sacado de un
libro de la antigüedad. ¿Quién es el caballero que lo hace actualmente? ¿Quién
tiene la costumbre de dejar que ellas pasen primero? ¿Cuándo se perdió este
gesto de buena educación? Por más que estemos en tiempo de igualdad de género,
la caballerosidad sigue siendo un bien necesario.
9.- Expresarse correctamente, sin garabatos o groserías de por medio,
para que te entienda tu interlocutor: Cada vez las expresiones groseras o
de garabatos se meten con más fuerza dentro de todas las conversaciones. No se
trata de no decirlos, que cada cual verá en su espacio privado cómo lo hace,
pero hay momentos en los que conviene darse cuenta de lo que uno está diciendo,
con quién está hablando, y cómo relacionarse de una manera que
muestre educación y buenos modales.
10.- Escuchar sin interrumpir, en vez de hablar todos a la
vez: Sana costumbre, buenos modales. El que habla más fuerte no es el que
tiene algo más importante que decir. Y escuchar al otro permitirá tener un
diálogo. Si todos hablamos a la vez, al final costará más entenderse.
Algo tan simple y lógico, hoy parece estar rumbo a la extinción.
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