Existen momentos de incertidumbre en la vida, esos instantes en los
cuales no sabemos a ciencia cierta cómo saldrán las cosas, nos llenamos de
expectativas, de dudas, de temores y de ansiedad. En una constante
espera de los resultados, de alguna manera nos toca asumir riesgos y lo
hacemos, a lo largo de toda nuestra vida, indudablemente, cuando no hay
seguridad de nada, cualquier cosa puede ocurrir.
Asumir riesgos es parte del aprendizaje de la vida, los errores hacen la
historia y los éxitos las grandes victorias, actuar frente a situaciones
en las cuales no hay seguridad, nos alerta sobre el hecho de que cualquier cosa
puede pasar, esto no debe ser necesariamente causal de temores infundados,
simplemente nos debe preparar para accionar frente a cosas inesperadas.
Evidentemente todo en la vida depende del cristal con el que se mire y las
actitudes que elegimos en la vida hacen la diferencia. Podemos vivir
atemorizados evitando correr riesgos para no cometer errores, o podemos
aventurarnos a desafiar nuestros propios límites e ir siempre más allá.
Las sorpresas de la vida también suelen llegar cuando menos se espera,
no sólo las adversidades, debemos imprimir buenas energías a lo que hacemos, procurar
vivir sin alimentar las expectativas, más bien estar en disposición de recibir
lo bueno que nos llega y de tener la fortaleza y valentía para superar las
adversidades.
El caso es que no importa qué tanta seguridad se pueda tener de algo, las
probabilidades de que las cosas cambien siempre están presentes, todo puede
ocurrir, todo puede salir muy bien o cambiar repentinamente, lo ideal es
realmente no esperar nada, simplemente observar, estar atentos y alerta para
poder actuar de manera óptima ante cualquier escenario.
En cuestión de relaciones amorosas, quizás esto nos pueda parecer aún
más riesgoso, pero es sabido que aquel que se involucra en relaciones,
debe esperar cualquier cosa, así que tomar la decisión de vivir intensamente o
prudentemente, o ambas, es cuestión de cada quién.
No te dejes envolver por los temores, ni embargar de dudas, vive
con la mente clara y el corazón esperanzado, porque nada está deparado en tu
camino que no puedas enfrentar.
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