Es preciso rechazar contundentemente la crítica que a menudo se hace de
la diversidad cultural como causa de conflictos.
Son los intentos de suprimir la
diversidad lo que genera los problemas, cuando se exalta "lo propio"
como lo único bueno, lo verdadero, y se mira a los otros como infieles a
convertir, si es necesario, por la fuerza.
O cuando se considera que los otros representan "el mal", la
causa de nuestros problemas, y se busca "la solución" en su
aplastamiento.
Los enfrentamientos no surgen porque existan particularismos, no son
debidos a la diversidad, sino a su rechazo. Son debidos a los intentos de homogeneización
forzada, a los fundamentalismos.
Conviene aclarar, por otra parte, que la defensa de la diversidad
cultural no significa aceptar que todo vale, que todo lo que los
pueblos crean sea siempre bueno.
Lo que es siempre bueno, en cualquier dominio, es la
diversidad, porque nos hace ver que no hay una única solución a los
problemas, una única ley incuestionable…
No hay comentarios:
Publicar un comentario