Tal vez hay un ejercicio que no hemos hecho: un listado de lo que nos falta por hacer o lograr, antes de que se detenga el latir de nuestro corazón para siempre.
Esta última diferencia, entre hacer y lograr, es importante, porque la vida ha tenido la gentileza o rudeza de irnos enseñando que no todas las ilusiones que se gestan en nuestra mente se pueden convertir en realidad, a pesar de nuestra disposición, buena voluntad, empeño y constancia.
La razón es simple: su realización no depende solamente de nosotros.
Pero eso no debe detenernos e impedir que expresemos nuestras ilusiones, simplemente porque pueden existir otras personas que sí tengan la posibilidad, la voluntad y el poder para convertirlas en realidad, no necesariamente porque supieron de las nuestras, sino porque llegaron a la misma conclusión que nosotros, desde sus conocimientos o su propia experiencia de vida.
Mi experiencia personal ha sido buena. Por supuesto que hubiera querido que fuera mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario