Se conoce que la etimología del vocablo Saber proviene
del latín “sapere” que significa “tener inteligencia o
conocimiento sobre algo”.
La acción, hecho o efecto de
saber algo no se puede encerrar con un concepto definido, ya que depende la
perspectiva de cada quien.
Sin embargo esta palabra es usada cotidianamente para indicar que
una persona es
notificada o adquirió un conocimiento acerca de un tema en específico, o
también para referirse a la sabiduría que posee un individuo sobre algo, por lo
tanto el saber algo alude al conocimiento que cada quien tiene con respecto a
una materia definida y particular, entonces podemos concluir que saber,
sabiduría y conocimientos son sinónimos.
Se puede llegar a saber o conocer sobre un tema o
materia bien sea por medios propios y experiencias vividas, o porque alguien
más te hace partícipe de sus conocimientos, es decir, por medio de la educación bien
sea de manera práctica o teórica que alguien más puede implementar sobre ti. El
saber puede tomarse como una representación objetiva de una realidad
vivida o que otra persona te cuente.
El saber no puede reducirse únicamente a un
tipo de aprendizaje como tal, bien sea que este sea implementado en una escuela
o venga desde la educación adquirida en casa, el saber es un conjunto de
todo lo que vemos, oímos, sentimos, olemos, estudiamos, practicamos, etc.
Es decir, es todo lo que permanece en nuestra
memoria y tenemos el conocimiento que está en ella.
Depende también del mundo en que nos rodea, la
civilización, tradición, autoridad y cultura de la comunidad en la que vivimos,
pues el saber evoluciona de persona en persona dependiendo de las experiencias
y situaciones que se presentan en su día a día, es decir el saber no se hereda,
se adquiere con el tiempo.
El saber engloba entonces toda esa información
sobre conocimientos desarrollados y acumulados sobre distintos
temas y que dependen del interés de cada individuo, pero que
conjuntamente se complementan para explicar el proceso del desarrollo
intelectual de cada quien, percibiéndolo además como un instrumento
personal de evolución pero particular y único.
Se aduce utilizando una muy trillada frase “que el
saber no ocupa lugar” pero cuando nos referimos al grado de conocimiento que
una determinada persona ha logrado desarrollar, debemos citar que todo aquello
que pudiera haber aprendido le ha demandado un esfuerzo constante donde ha
dejado de lado muchas cosas que seguramente ha sabido sacrificar con la
finalidad de alcanzar sus objetivos, ese saber, el adquirido, sin duda ocupará
siempre un lugar preponderante en su vida, no habiendo nada igual o comparable
que pudiese llegar a compensar ni mucho menos sustituir .
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