jueves, 6 de agosto de 2020

Cuando Se Sabe


A quién no le gustaría volver a la época universitaria, "volver a estrenar zapatos y libros" y "volver a encontrar los viejos amigos". Y juntos volver... a estudiar. 

Porque no hay que olvidar que, por aquel entonces, aparte de fiestas y horas muertas en la cafetería, había que plantarse delante de los apuntes. Descifrar las líneas escritas con prisa y desgana para metérselas después en la cabeza como fuera.

Los que alguna vez hayan tenido que hacer algún examen superada cierta edad, habrán notado que lo que parecía fácil ha dejado de serlo. Si antes eras capaz de aprenderte el contenido de 500 folios sin volverte loco, ¿por qué ya no? ¿Te has vuelto más tonto con la edad?

Primero, las malas noticias: sí, es cierto, perdemos neuronas todos los días. Las células del sistema nervioso no tienen la capacidad de dividirse por lo que, cuando una muere, no deja sustituta. Aunque existen dos zonas del cerebro que generan nuevas trabajadoras (el hipocampo y el bulbo olfatorio), la mayoría de las neuronas que llevas contigo tienen tu misma edad. 

Algunas investigaciones sostienen que algunas de ellas incluso podrían sobrevivirte.

La parte buena es que el ser humano tiene una media de 86.000 millones, según los resultados del trabajo de la neurocientífica brasileña Suzana Herculano-Houzel. No se fiaba de las cifras que se manejaban (se hablaba de unos 100.000 millones) y no encontraba una fuente fidedigna, así que decidió contarlas. Para ello licuó el cerebro de cuatro hombres fallecidos cuando tenían entre 50 y 71 años, disolviendo químicamente la membrana de las células y contando después los núcleos de neuronas de un volumen pequeño, para extrapolarlo después al total.

A estas alturas, millones de tus neuronas habrán fallecido, mientras otras tantas sobreviven. Sintiéndolo mucho, esto no garantiza que vayas a mantener todas las capacidades cognitivas al mismo nivel durante toda la vida, pero tampoco que te estés volviendo estúpido. Simplemente, tus habilidades cambian.

Un equipo de científicos del MIT y de la Universidad de Harvard lo ha comprobado. Esta vez no han licuado cerebros, ni observado sus células, sino que han analizado qué tal se le daban ciertas pruebas a las 2.420 personas que participaron en su investigación. Para garantizar la diversidad, los voluntarios tenían edades diferentes y provenían de distintas regiones de Estados Unidos.

Todos tuvieron que pasar 15 test, incluyendo problemas matemáticos, dibujos para completar, ejercicios de vocabulario y para colocar en orden una serie de cubos. Como cabía esperar, los jóvenes de edades cercanas a la veintena obtuvieron mejores resultados que sus mayores.

Sin embargo, hallaron un factor menos predecible: cuatro de las capacidades estudiadas no alcanzan su máximo desarrollo hasta pasados los 50. Se trata además de habilidades básicas: el vocabulario, las matemáticas, el conocimiento general y la comprensión (referida a la capacidad para explicar conceptos e ideas con claridad).

En otro experimento posterior, utilizaron los resultados obtenidos por 10.000 visitantes a la web TestMyBrain.org, donde pueden realizarse un montón de pruebas dignas de cualquier psicotécnico. Los datos confirmaron que, efectivamente, los mayores eran más duchos en los test de vocabulario, mientras que los jóvenes los superaban en los de memoria. Los años de diferencia entre unos y otros se traducen en experiencia, conocimientos, nuevas palabras y habilidades comunicativas y sociales.

Las personas de mediana edad destacaban además en un test llamado 'la mente en los ojos' ('mind in eyes', en inglés), que medía la empatía o capacidad para adivinar el estado de ánimo de una persona a través de su mirada.


Resumiendo, en la juventud somos avispados y rápidos mentalmente, pero cuanto más viejos, mejores son nuestras habilidades sociales, de comunicación y más sabremos sobre eso conocido como 'culturilla general'. Así que no puede decirse que exista una edad culmen de la inteligencia. 

Depende de las destrezas que consideremos. La juventud no lo es todo, ya lo dice el refrán: "Más sabe el diablo por viejo que por diablo".


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