Intelectual es el que se dedica al
estudio y la reflexión crítica sobre la realidad, y comunica sus ideas con la
pretensión de influir en ella, alcanzando cierto estatus de autoridad ante la
opinión pública.
Proveniente del mundo de la cultura, como creador o mediador,
interviene en el mundo de la política al defender propuestas o denunciar
injusticias concretas, además de producir o extender ideologías y defender unos
u otros valores.
La intelectualidad es
el colectivo de intelectuales, agrupados en razón de su proximidad nacional o
ideológica.
En ocasiones se utiliza de forma equivalente la palabra rusa intelligentsia,
que en su uso más común designa a la totalidad del estrato social de los que
poseen un cierto grado de formación intelectual, se defina o no como clase
social.
El término fue acuñado en Francia durante el llamado affaire
Dreyfus, inicialmente como un calificativo peyorativo que los anti-dreyfusistas
utilizaban despectivamente para designar al conjunto de personajes de la
ciencia, el arte, y la cultura que apoyaban la liberación del capitán judío
Alfred Dreyfus acusado injustamente de traición.
Con posterioridad, su uso se hace habitualmente
con connotaciones positivas, al estar dotado socialmente de un valor de prestigio asociado a la atribución de un intelecto o inteligencia superior a quienes son identificados
con el término; y sobre todo, al entenderse que la actividad pública de los intelectuales que previa o
simultáneamente se dedican al pensamiento tiene una dimensión y una repercusión
que se consideran muy valiosas, y que confieren altos valores humanísticos a
quien ejerza tal función (responsabilidad, altruismo, solidaridad, etc.),
especialmente cuando lo hace elevando el nivel intelectual del público que lo
recibe, sin manipularlo ni caer en el populismo o el paternalismo condescendiente.
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