Existen algunas personas que en su forma de ver entienden que nuestra
tarea consiste en ocupar un espacio, no muy extenso y de ser posible de fácil y
amena lectura, con la finalidad de brindar una especie de entretenimiento a los
lectores necesitados de ciertos espacios de entretención.
Pues bien, es probable que seamos lo que piensan que somos y quizás
seamos todo eso y mucho más, pero ocurre que en mi caso en particular no reúno
esas condiciones, sencillamente no escribo para entretener y poseo, a esta altura
de la vida, ciertas características que no me tornan muy recomendable para
quien pretenda encontrar en la lectura algún tipo de entretenimiento.
Es probable que a alguno un tanto desinformado el recurso de recurrir a
la lectura de artículos que suscribo le resulte contraproducente pues suelen
estar impregnados de contenidos un tanto urticantes, pudiendo, en algunos
casos, producir efectos similares a los que podría provocar un “supositorio de
pimienta”
Así las cosas, como bien dice una popular canción: “cada cual con su
cada cuala, el mundo se desliza y la vida se resbala”.
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