Quizá nunca imaginamos porqué es importante para la vida de la
sociedades el acopio de conocimientos, no sólo científicos sino de todo tipo de
sabiduría que nuestra especie ha generado. Ya decía Bacón que el conocimiento
es poder, analizando esta máxima se sabrá si, en realidad aquella
sentencia es una verdad incuestionable.
El conocimiento, obvio es decirlo, destierra la ignorancia. Cuando
vivimos en la ignorancia, al no conocer el mundo, somos presa de errores
vitales que nos conducen a una vida difícil, llena de sacrificios, que incluso
nos conducen a morir prematuramente. Por ejemplo, cuando un ser humano carece
de los conocimientos básicos en el campo de la salud, al contraer una
enfermedad, recurre al brujo, creyendo que tal padecimiento es producto
de circunstancias mágicas y esta acción lo lleva a destruirse. La ignorancia lo
condujo a la superstición, de ahí la importancia del conocimiento científico
que le permitiría conocer la realidad, que lo apartaría de los
factores negativos.
Miremos con claridad que la ignorancia y la superstición son
herramientas empleadas por los sistemas imperantes que promueven en las masas
tercermundistas aquellos factores o barreras que impiden el progreso que las
haría libres, organizadas, disciplinadas, inteligentes y aptas para ejercer la
democracia con plenitud, educadas, urbanas , instruidas, cultas y felices.
Sin embargo, no todos piensan en la misma dirección y solo persiguen la
fortuna que el conocimiento también les otorga, por lo que es necesario
que el saber se afinque sobre bases éticas, morales, sociales y
anímicas positivas,
Otro atributo que el conocimiento da, es el de hacer poderosas a las
naciones: el país que promueve a sus inteligencias y las dota con el acopio
suficiente de conocimientos, llega a alcanzar un enorme poder, pues la
inteligencia y el conocimiento provocan el surgimiento de un avance hacia el
progreso casi sin límites y no precisamente un poder bélico, sino propicio para
tener un pueblo bien alimentado y mejor vestido, con un hogar cómodo, y una
familia satisfecha, con buenas perspectivas para los hijos y para una vejez
digna, que contribuyó, a su vez, en el progreso de su nación, lo cual
vaticina un devenir sin mayores sobresaltos.
Tenemos el ejemplo de Japón, nación que no posee arma atómica y que sólo
con sus inteligencias y el acervo de conocimientos que atesora ha alcanzado un
poder económico inmenso. Aún la bomba atómica que fue creada por la mente del
hombre dotado de conocimientos bastos, es obra de la inteligencia, pero esa energía,
bien utilizada y bien manejada en todos sus aspectos podría dar buenos frutos,
sin peligro. Aquí es donde interviene la aplicación de la ética, de la
moral, del control de las ambiciones y del amor a la humanidad.
¿Quiénes crearon la electricidad, el telégrafo, el teléfono, la
computadora, la imprenta, la penicilina, etc. sino las inteligencias que
bebieron de la fuente: del conocimiento?
Esto demuestra que la inteligencia sin conocimiento es nula.
¿Quién puede negar el valor supremo del conocimiento que es la base del
avance de las inteligencias y por lo tanto de los pueblos del mundo?
Hombres esforzados, que no perdieron el tiempo y que sus sociedades de
alguna manera les abrieron el camino, creando las condiciones idóneas para que
lograran todas sus aspiraciones, aspiraciones que son las mismas que las de
todo el género humano.
De ahí que, reitero, el conocimiento eleva a un país ayudando a la
solución de sus problemas complejos y también dotándolo de bienestar y
satisfacción.
Las necesidades del ser humano y de la sociedad, han promovido la
búsqueda del conocimiento para ser creativo. Los países que desarrollan la
ciencia, la cultura y el arte están a la vanguardia. Los pueblos que no se han
preocupado por darle mayor importancia a la preparación de la inteligencia de
sus ciudadanos, quedan rezagados. Los pueblos avanzados lo son, porque
sus políticas van encaminadas a apoyar en todos sentidos a
sus ciudadanos, sobre todo, les brindan el acceso a las fuentes del conocimiento
para hacer realidad la formación de personalidades eficientes.
Por las anteriores razones pongo a consideración que Bacón no
estuvo equivocado en afirmar en su frase célebre que le hizo inmortal: “El
conocimiento es poder”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario