La sensibilidad en nuestra manera de
comportarnos, comprender y comunicarnos no es un signo de debilidad, sino de
fortaleza. Esta afirmación es contraria a lo que parece sostenerse en el
pensamiento de muchas personas que entienden que los sentimientos nos hacen
vulnerables.
Las emociones, los sentimientos y las sensaciones han sido castigados a lo largo de nuestra historia en numerosas ocasiones,
por lo que no es extraño que la sociedad piense que sentir nos hace menos
eficaces, fuertes y capaces a la hora de tomar decisiones y caminar por la
vida.
La sensibilidad en nuestra manera de
comportarnos, comprender y comunicarnos no es un signo de debilidad, sino de
fortaleza. Esta afirmación es contraria a lo que parece sostenerse en el
pensamiento de muchas personas que entienden que los sentimientos nos hacen
vulnerables.
No hay vulnerabilidad en nuestros sentimientos, emociones y
sensaciones
Muchas personas se comunican a través de juicios por
miedo a mostrarse sensibles, ya que entienden que a través de los sentimientos
muestran vulnerabilidad. Sin embargo, como estamos relatando, nada más lejos de
la realidad, pues mientras que los juicios y las opiniones son pura conjetura,
en los sentimientos no hay nada de especulación.
A la hora de favorecer la sensibilidad en nuestras
relaciones más estrechas vamos “mostrando” mayor vulnerabilidad.
Asumimos que nadie va a aprovecharse de ello y usamos
nuestros sentimientos para promover una comunicación efectiva.
Sin embargo, en las relaciones “menos
estrechas o sólidas” tendemos
a mostrar la postura del juicio y de la frialdad como si esta supusiera un
triunfo en vez de una postura de vulnerabilidad. Sentimos que así parecemos
buenos y que la razón nos la da la insensibilidad por ser más objetiva.
Como consecuencia no comunicamos con claridad y franqueza,
sino que caemos en la tentación de lo fácil y rápido, temiendo que descubran
esa parte de nosotros que creemos inferior pero que, por el contrario, nos hace
ser sabios de corazón.
Mostrarnos sensibles y hacer ver a los demás que no somos piedras
significa expresarnos seguros, abiertos, relajados, entusiasmados y proclives
al aprendizaje, la comprensión y la madurez.
Atacar en vez de revelar sentimientos y sensaciones es un
error que podemos pagar muy caro. Sabiendo esto debe quedarnos claro que la
sensibilidad es un don que merece ser potenciado, porque vivir “desde
el corazón” es lo que nos hace especiales y auténticos.
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