sábado, 4 de agosto de 2018

Un Viaje A Tu Interior

Vivimos en una cultura de evasión (“de uno mismo y de los problemas sociales”) y alienación (“nos ocupamos tanto de algo que nos apartamos, nos hacemos ajenos, a nosotros mismos”); por ello necesitamos especialmente “viajar al interior de nosotros mismos”. Para este viaje – arriesgado e integrador, lleno de miedos y distracciones – necesitamos conocer el mapa con el que situarnos en nuestro territorio psicológico, espiritual, etc. Además, nos dice el autor, harás falta guías, equipaje ligero, conocimiento de las encrucijadas habituales, aprender a descansar y dialogar por el camino…

Vivimos en una cultura de evasión y alienación. La mujer, el hombre, están siendo adormecidos por una cultura del consumo en la cual se propicia la evasión de uno mismo y de los problemas sociales o la alienación a través de la cual nos ocupamos tanto de algo que nos apartamos, nos hacemos ajenos, a nosotros mismos. En esta cultura se propicia que la mujer y el hombre estén dormidos, es decir, inconscientes a su realidad, a la realidad. 

Estar dormido es no darse cuenta de nada porque nos hemos evadido de aquello que requería nuestra atención más comprometida o porque nos hemos alienado en aspectos o dimensiones de la vida que nos apartan de nuestra verdad, que nos hacen vivir con nosotros mismos como unos extraños.

El hombre, la mujer, cuando caminan, cuando viajan, frecuentemente sólo cambian de escenario, de paisaje, pero no se cambian a sí mismos. El cambio de escenario, de paisaje, induce en nosotros la ilusión de vivir, de cambiar, de fluir, pero en realidad se da un inmovilismo psicológico con marcos distintos que nos engañan y a través de los cuales engañamos a los demás.

Para vivir de verdad necesitamos viajar al interior de nosotros mismos. Asistir con asombro a nuestra continuidad discontinua, a nuestra identidad que se recrea a través de un crecimiento personal y social. Necesitamos conocernos para desde ahí dialogar, con verdad, con el entorno, vivir con autenticidad nuestros pasos por los distintos caminos de la historia.

¿Por qué necesitamos viajar al interior de nosotros mismos? Porque “todo fluye”. Al río de tu vida no le puedes frenar con un dique (ideológico, afectivo, existencial, religioso…). Tu vida nace de su fuente, sigue su cauce y si quieres ser consciente tienes que fluir con ella sin que te asusten los rápidos o cascadas, sabiendo descansar en sus remansos, alimentar sus acequias, recibir sus afluentes y dirigirte con una consciencia serena hacia el mar. No debes anclarte en ninguna idea, persona, situación, experiencia, que le impida el fluir, navegar, abrirte a la vida que tú haces y a la vida que te hace.

No se trata el cambio por el cambio, por la moda, por la presión grupal o cultural.

El cambio compulsivo te lleva también lejos de ti mismo, de ti misma. Viajar al interior de tu persona es buscar la identidad que te permitirá decir tu palabra auténtica a la vida.


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