Hoy estoy aquí para despertar tus recuerdos. Te propongo que cierres los ojos y pienses en tu infancia, recuerdes el
aroma de la casa de tus abuelos, el olor del cabello de tu madre,
los besos de buenas noches de tu padre, las peleas y los juegos con tus
hermanos, la intensidad del amor en la adolescencia, la ilusión en la infancia.
Recuerda algo, lo que quieras, pero siéntelo.
¿Lo has hecho? Ahora estás en disposición de entender que de lo que te vengo a hablar hoy es de la nostalgia… Sentir nostalgia no tiene
edad ni cultura, tanto los adultos como los niños lo hacemos y probablemente
con mayor frecuencia de lo que creemos.
“Disfrutar del pasado es vivir dos veces “
-Marcus Valerius Martialis-
En realidad esto no es nuevo para nadie porque somos
perfectamente conscientes de que de vez en cuando lo hacemos y somos capaces de
hacerlo con total naturalidad. Sin embargo, sí es relevante la razón por la que recurrimos al anhelo y el efecto
que tiene en nosotros…
Recrearse en los recuerdos contribuye a serenar
el estado de ánimo, elevar nuestra autoestima y fortalecer nuestras
relaciones interpersonales. La nostalgia es una fuente de equilibrio y
bienestar psíquico.
Parece que, aunque en ocasiones suframos por ello, rememorar
y sentir intensa y vívidamente esos recuerdos es una manera de mantenernos en
forma emocionalmente.
También hemos dicho que rememorar puede ayudarnos a fortalecer nuestros vínculos.
Recordarás lo que te une a los demás, lo importante y
valioso que eres para ellos y lo significativo que resultó tu apoyo o el suyo
para lograr superar ese bache. Nadie estaba tan cerca de esa persona como tú,
¿verdad?
Con todo ello, dar rienda suelta a nuestros recuerdos puede hacernos mucho bien pero
tenemos que poner especial cuidado en que estos no sirvan para hundirnos más si es que nuestro estado
anímico no es bueno. La nostalgia no sólo nos proporciona bienestar, sino que
también posee un efecto preventivo para protegernos de los pensamientos
negativos que nos turban.
Puedes acudir a tus recuerdos para calmar tu
mal humor, para relajarte, para sonreír y para darte motivos
para seguir creando otros tantos y bonitos recuerdos. Abre tu álbum de fotos y
relee viejas cartas, encuentra el lugar que corresponde a tus recuerdos y no
dejes que se pierdan en el olvido porque están ahí para hacerte feliz.
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