El término mendigo, es utilizado para
referirse a aquellos pobres que piden limosna procede de la palabra en latín mendīcus que
era el modo como se denominaba en la Antigua Roma a aquellas personas que
tenían algún defecto físico.
Aquellos que habían tenido la desgracia de sufrir un
accidente o tenían algún ‘medum‘
[defecto en latín] no solían encontrar empleo o estaban impedidos para
desempeñar algún trabajo (teniendo en cuenta que en aquella época la práctica
totalidad de los empleos requerían algún esfuerzo físico), por lo que, ante la
falta de una faena remunerada, la mayoría de los ‘mendīcus’ acababan pidiendo limosna
para poder subsistir.
Con el tiempo acabó generalizándose el término mendigo para
referirse a todos aquellos que habitualmente piden caridad, tengan algún
defecto o no.
Se conoce como ‘pordiosero’ a
aquella persona sin recursos que vive y se sustenta de pedir limosna.
El término surgió en la Edad Media y comenzó a utilizarse
para hacer referencia a aquellos individuos que se ganaban la vida pidiendo
limosnas a los demás, ya que éstos utilizaban la coletilla ‘por Dios’ con
cada petición: ‘Deme una limosna, por Dios’, ‘Por Dios dele una
limosna a este pobre mendigo’, ‘Por Dios, una limosna’.
Al estar convencidos de que se trataba de auténticos profesionales de la mendicidad, se le añadió el
sufijo ‘ero’ al final de la coletilla que utilizaban (invocando a Dios), al
igual que se hacía con otros oficios: tabernero, alfarero, herrero, carpintero…
Así es como surgió el término pordiosero: ‘por-dios-ero’.
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