Hablar de expectativa es referirse a sueños, ideales,
proyectos, aspiraciones, posibilidades, propósitos los cuales están centrados
en el futuro a corto, mediano y largo plazo para ser una mejor persona en el
aspecto familiar, social, personal, educativo, económico, laboral etc.
Sin
embargo, cuando las personas tienen aspiraciones elevadas que no están acordes
con su realidad y tiene pocas o escasas oportunidades para cumplir con sus
expectativas de vida, esta situación desencadena en un estado de frustración
que hace que las personas dejen de trabajar y persistir por sus metas y en
general por su proyecto de vida.
Por ejemplo, cuando una persona valora muy alto un objetivo
en un momento determinado y no lo cumple, se frustra, al igual que la persona
que valora un determinado objetivo como llegar a ingresar a la universidad pero
no tiene expectativas de alcanzarlo. Por lo tanto, los jóvenes deben establecer
expectativas que se ajusten a su realidad personal y se esfuercen por cumplirlas.
No es suficiente con “querer ser….”
Es necesario “hacer algo para llegar a ser….” En el
trascurso de la vida habrán muchas expectativas que lleguen a ser realidad
mientras que otras no por diversos motivos, sin embargo, lo ideal es trabajar
por aquellas expectativas que son trascendentales para la vida de cada uno, de
lo contrario, si no hay expectativas existirá un futuro incierto, desconocido y
un proyecto de vida sin horizontes.
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