Todas las personas, en algún momento de nuestra vida, hemos
experimentado una sensación de insatisfacción por la
cual hemos deseado que las cosas ocurrieran de otra manera.
Esta sensación nos
ha llevado a un estado pasajero de inconformismo, aún incluso cuando la forma
en que se acabaron desarrollando los episodios no fue tan desafortunada. Sin
embargo, en algunas personas, esta sensación es mantenida en el tiempo,
llegando a un punto en que es generalizada a muchos ámbitos de su vida,
generando una situación de inconformismo crónico. Y esto, ¿a qué se debe?
El inconformismo es una condición personal y
subjetiva por
la cual la persona siente que no se cumplen sus
expectativas ante
ciertos aspectos de su vida.
En términos generales, podría decirse que es una situación
que todas las personas hemos sufrido alguna vez y
que, produciéndose en momentos puntuales, resulta beneficiosa y positiva, pues
nos ayuda a superarnos, ser mejores cada vez y progresar en la búsqueda de
nuestros valores y prioridades en la vida, en busca de la autorrealización y el
crecimiento personal.
Sin embargo, en casos extremos, se puede experimentar la
sensación de que la vida no es lo que uno esperaba, generándose un estado de insatisfacción
crónica generalizada. Esta situación se acompaña de todo un conjunto de
emociones displacenteras, fundamentalmente la tristeza, la ira o irritabilidad,
la frustración e incluso el miedo. De ellas se derivan estados como desmotivación,
apatía, desesperanza, ansiedad, etc. Todo esto genera fuertes sentimientos de
malestar en el individuo.
Las personas inconformistas de manera constante suelen
experimentar con frecuencia sentimientos de tristeza e indefensión que
no son capaces de manejar. Además, todo esto suele ir acompañado de altos
niveles de apatía
y anhedonia (incapacidad
para disfrutar de la vida o de aquellas actividades que para esa persona antes
resultaban placenteras), todo lo cual, a su vez, lleva a la persona a realizar
cada vez menos actividades y, por tanto, refuerza y aumenta sus niveles de
insatisfacción con su vida.
Otra consecuencia derivada de la insatisfacción crónica
tiene que ver con las relaciones sociales, y hace referencia a un nivel
progresivo de aislamiento
social por
parte de la persona, por el cual ésta se va poco a poco distanciando de los
demás o de las personas significativas de su entorno, quedando la persona sola
y con la sensación de ser diferente de los demás.
También los aspectos
profesionales, académicos y laborales se ven afectados, ya que muchas de estas
personas tienden a cambiar constantemente de trabajo, de estudios, etc.,
buscando a toda costa alguna opción que les satisfaga pero, desafortunadamente,
obteniendo generalmente poco éxito en dicha búsqueda.
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