sábado, 5 de mayo de 2018

La Renovación Personal


Es importante que te des cuenta del momento en que necesitas renovar tus recursos internos, aunque en ocasiones te suceda que por ir demasiado de prisa a dónde quieres llegar, dejas de ver los indicadores de que es tiempo de hacer un alto en el camino.     

No sea que te suceda como  el cuento del leñador, quien se propuso firmemente ser el mejor del lugar, así que el primer día tomó su sierra y logró talar 15 árboles en una jornada, muy emocionado, al día siguiente se levantó más temprano y se propuso elevar el número de árboles talados, sin embargo logró terminar  sólo 10, sorprendido por esto, al día siguiente llegó aún más temprano y se esforzó por hacer el trabajo más rápido que lo normal, sin embargo pasaron los días y por más que se esforzaba por aserrar más rápido y con más fuerza, cada vez su desempeño era peor, pues talaba menos árboles, a pesar de que le dedicaba más tiempo y esfuerzo a esa actividad.   

Esto era incomprensible para él, hasta que otro leñador le preguntó ¿Te has dado tiempo para afilar la sierra? Entonces descubrió que estaba trabajando con una herramienta ya casi inservible.  Nunca se dio tiempo para renovarse.

Eso hacemos en ocasiones con nuestra persona, queremos rendir y ser más productivos, pero no nos damos cuenta que estamos desgastándonos, en nuestra salud, usando herramientas obsoletas, o tratando de aplicar estrategias que ya no dan los resultados que esperábamos para nuevas situaciones, o no nos damos tiempo para descansar y desconectarnos del trabajo, etc.  

La falta de renovación es como olvidarnos de poner gasolina al coche, tarde o temprano nos quedaremos sin movimiento.  La naturaleza nunca perdona la falta de cuidado que tengamos con nuestro cuerpo y nuestra mente.     No nos damos tiempo para renovar nuestras capacidades,  simplemente tomamos el camino y nos vamos de frente sin “afilar la sierra” y terminamos cansados, enfermos y desgastados.

A veces las crisis existenciales o accidentales nos obligan a cambiar de perspectiva.  La muerte de un ser querido, una enfermedad, un problema de relaciones personales, la pérdida de un empleo, un cambio de ciudad, etc.  Son causas externas que nos obligan a detenernos y a replantear nuestra vida. ¿Qué debo hacer para superar esta situación? 

La respuesta es renovarse, principalmente en lo espiritual, hay que encontrar un ancla que te ayude a sortear las dificultades de la tormenta.  

Dependiendo de la situación, la pregunta más importante debe ser ¿Qué estoy aprendiendo de esto que me pasó?  ¿Qué necesito hacer para seguir adelante?  Es importante que tú seas quien tome la iniciativa, no le dejes a la vida que decida por ti, la vida no sabe quién eres ni lo que vales, hará cualquier cosa.  No te dejes llevar por la vida, toma tú el control.

Hay etapas en la vida en la que sientes la necesidad de madurar y dar un paso adelante, formalizar una relación, consolidarte en el trabajo, tener una familia.  
O bien cuando deseas dar la vuelta a la página, por ejemplo, cuando ya no quieres ser empleado sino convertirte en un empresario, tienes un proyecto que debes terminar, y llegas a la conclusión de que necesitas cambiar de lugar en donde vives, o tal vez debes ya terminar con esa relación que no va hacia ningún lado, etc.  

Esos son momentos en los que es necesaria la renovación personal.


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