Relaciones entre personas, y entre éstas y marcas.
Y como ya me habrás escuchado decir en otras ocasiones, sin
confianza no hay ventas, y sin ventas no hay negocio.
Pero la confianza no sólo es importante en los negocios,
sino que su relevancia va mucho más allá, pues afecta a nuestro día a día.
Nuestro éxito personal depende directamente de la confianza que
otros nos tengan. No
te olvides que, como dijera Aristóteles, el hombre (entiéndase el ser humano)
es un animal social.
Nos desarrollamos en el seno de una comunidad (en realidad
de múltiples comunidades) y dependemos literalmente de otros para conseguir
nuestros fines y para sentirnos satisfechos con nuestra vida.
Vivimos en sociedad, necesitamos del favor ajeno, y quien no
goza de la confianza del prójimo tampoco recibirá su favor, por lo tanto, no gozar de
la confianza de otros es una forma de destierro, de rechazo social.
A nadie apetece el ostracismo, ni hace dos mil quinientos
años ni ahora, pues significa la ruptura del ser con sus raíces, el abandono
por largo tiempo del lugar donde uno tiene la mayor parte de, sino todos, sus
intereses (propiedades, inversiones, familia, etc.).
Pues bien, algo parecido sucede cuando una persona, marca o
entidad pierde la confianza de aquellos a quienes necesita para prosperar.
Y ya sabes lo que dicen, la confianza puede tardar años en
ganarse y un momento en perderse. Y una vez perdida recuperarla puede resultar
imposible.
Ahora bien, gozar de la
confianza del prójimo pone a tu alcance un mundo de oportunidades. Dejas de ser un extraño.
Su puerta está abierta para ti. Ahora formas parte de su círculo de confianza.
Si puede hacer algo por ti lo hará.
Veamos ahora cómo generar confianza y cómo mantenerla y no
perderla.
Estamos siendo continuamente evaluados y clasificados.
Todo cuanto hacemos y decimos es examinado y conduce a una
clasificación, la cual se va reajustando con cada nueva información sobre
nosotros que recibe la persona, ya provenga de nosotros mismos o de otros.
Somos evaluados por 4 cosas:
1- Qué
hacemos.
2- Qué decimos
3- Cómo lo hacemos y decimos
4- Nuestra imagen.
2- Qué decimos
3- Cómo lo hacemos y decimos
4- Nuestra imagen.
Cada una de estas 4 cosas habla de nosotros, manda un
mensaje a la persona que nos observa. La suma de todos los mensajes permite esa
clasificación, la cual se va reajustando con cada nueva información que se
recibe.
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