En nuestra búsqueda permanente de nuevas sensaciones
encontramos un recurso ineludible en el valioso caudal de nuestros propios
recuerdos.
Es esta retrospectiva que realizamos aunando lo que nuestra
mente y el corazón han registrado en determinados momentos de nuestra
existencia donde podemos reconocer lo sucedido en las vidas que a lo largo de
todo el tiempo transcurrido desde que nos reconocemos como personas hemos
podido valorar como algo trascendente.
Es allí que percibimos que durante todo este proceso hemos
tenido innumerables oportunidades que sólo la convivencia mantenida con
nuestros semejantes nos ha deparado en las que se han ido forjando como
experiencias propias de ese pasado lo que hoy constituyen nuestras vivencias.
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