La inteligencia es un constructo complejo que a lo largo de la
historia ha sido conceptualizado de muy diferentes formas por diversos autores.
Desde una visión clásica que tratan la inteligencia como una
capacidad única y unitaria a otras que consideran que se trataba de un conjunto
de capacidades independientes entre sí y pasando por otras en las que se
estipulaba la existencia de conjuntos de habilidades organizadas
jerárquicamente, han surgido una gran cantidad de teorías y modelos que
intentan explicar qué es la inteligencia, cómo se estructura y cómo actúa.
Una de estas teorías es la teoría de la
inteligencia de Guilford.
Como se acaba de mencionar, existe una gran variedad de
perspectivas respecto a qué significa el término inteligencia, y las
investigaciones llevadas a cabo han variado en gran medida el enfoque de su
estudio y análisis.
Sin embargo, de un modo general podemos considerar que se
trata de la capacidad o conjunto de
capacidades mentales que permiten nuestra adaptación,
permitiéndonos gestionar nuestros recursos cognitivos de la manera más
eficiente a la hora de hacer frente a diferentes situaciones.
Gracias a la inteligencia somos capaces de captar y
analizar correctamente la información proveniente del medio o de
nosotros mismos, establecer estrategias y maneras de gestionar recursos y
resolver problemas, planificar nuestra conducta y llevarla a cabo con éxito.
Paul Guilford fue un psicólogo estadounidense cuyas aportaciones al
estudio de la inteligencia confluyen en una teoría de la inteligencia que
supone junto a Raymond
Cattell y Thurstone uno de
los modeles de las aportaciones más relevantes en lo que respecta a la
concepción de la inteligencia como un conjunto de habilidades.
El modelo de Guilford se basa en la consideración de la inteligencia
como el proceso mediante el cual el ser humano transforma la información del
medio en contenidos mentales, de manera que tiene una visión operativista de
ésta. El autor establece tres
dimensiones separadas e independientes basadas en la percepción,
transformación de la información y emisión de respuesta.
Concretamente habla de elementos de
entrada o contenidos, operaciones y elementos de salida o productos.
Su modelo es pues tridimensional, y suele ser representado en forma de cubo en
el que las interacciones entre las tres grandes dimensiones se interrelacionan
para formar hasta 120 factores distintos.
Se trata de un modelo taxonómico que considera las
diferentes capacidades como no jerarquizadas, siendo las diferentes aptitudes
independientes. La inteligencia es pues un conjunto de aptitudes separadas
entre sí que permiten nuestra adaptación al medio.
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