Entiendo que esta forma de exponer lo
que observamos, puede causar en los lectores, la sensación de que nos anima una
intención de realizar una crítica destructiva, de menoscabar todo el esfuerzo
que se realiza con la sana intención de crear conciencia de pertenencia a un
entramado social, al cual denominamos, ciudadanía.
Aceptamos este riesgo, lo que
mencionamos puede molestar e incluso irritar a más de uno, pero, aunque pueda
dar el efecto de un supositorio de pimienta, creo que bien vale la pena
explicar, los acontecimientos que han motivado nuestra exposición.
Acontecimientos tales como: Si
estamos comiendo, dejamos caer los restos en el mismo lugar donde los
consumimos, a lo sumo los corremos con la punta del pie para que no moleste, a
nosotros, claro está, lo mismo ocurre con la bebida, dejamos caer el vaso, una
vez vacío, de nuestra mano y a otra cosa, y conste que esto se realiza tanto en
la calle o en el medio de una sala de baile, ni hablar de los gabinetes
higiénicos, ni menos de caballeros o de damas,
No resulta un comportamiento propio
de alguien que tenga un grado mínimo de conciencia social, los actos realizados
en plena plaza pública, por aquellos que han sido convocados para nada menos
que “construir ciudadanía” actos que no se limitan a un evento en particular,
como el que mencionamos ahora, sino que son repetitivos en todo lugar público,
a cada día y a toda hora, dando una clara demostración del grado de depredación
que el mal llamado ciudadano, hace de los espacios que debería preservar, por
ser un bien común que nos pertenece a todos, y por lo tanto, ser una
responsabilidad indelegable de cada uno
.
Nos referimos a actitudes comunes,
que por lo tanto nadie reprime, acciones que molestan a muchos, pero que nadie
denuncia ni reclama, simplemente dejamos “que la vida nos lleve”, como se
expresa en una canción muy popular, aunque, en el fuero íntimo, todos seamos
conscientes del grado de deterioro que, como sociedad, nos va deslizando, para
algunos inadvertidamente, a otras épocas, las de barbarie, que lamentablemente
no hemos podido superar.
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