El contenido de las vivencias, y sobre todo, la
absoluta falta de apoyo logístico en la orfandad de nuestras posturas
individuales, consecuencia de lo insólito de los tópicos abordados, nos
dejaban expuestos a la mas que probable censura de nuestros actos y
apreciaciones por parte de la llamada, conciencia colectiva, una vez que
quisiéramos compartir nuestra experiencia con otras personas ajenas al
grupo.
Nos preguntamos: ¿cómo explicar a los demás? que
existen visiones diferentes, distintas formas de percibir los acontecimientos,
que los hechos han acontecido con absoluta independencia de lo que puedan
aceptar como válidos o convenientes, los autoproclamados formadores de
opinión, que la realidad es independiente de la interpretación parcial que se
le haga.
Nuevamente, volvemos al principio del Libre Albedrío,
el acceso a la verdad es el fruto de la investigación exhaustiva de los hechos,
no obstante contar con un enorme bagaje de información, de poder recurrir a la
letra de la ley, expresión canonizada de la palabra de Dios, el gran
mandamiento que recibimos nos exhorta a escudriñar las escrituras sagradas,
escudriñar es investigar, comparar, consultar.
Esta exhortación va mucho más allá, no es una mera
recomendación a que hagamos una simple lectura de la literatura oficialmente
aceptada, es un imperativo de búsqueda universal a través de los incontables
canales por los que discurre el conocimiento.
Existen muchas personas que solo captan los
aspectos externos, se conforman con la superficialidad, con la apariencia,
aquellos que no han entendido y es muy difícil que algún día lo puedan
entender, que vivir la religión es mucho más, que jugar a la religión, como no
es lo mismo el recibir la inspiración divina que es fruto del esfuerzo y
elevación personal, que el dejarse llevar por la improvisación que no requiere
esfuerzo alguno y se nutre de nuestra propia mediocridad.
Son preguntas que no necesitan respuestas, no es
preciso contestar nada, sólo se requiere que recurramos a la fuente y probemos
el sabor del agua que brota de ella, se podrán decir muchas cosas referente a
su virtud, pero nada puede ser comparable a aquello que podamos degustar
con nuestro propio paladar.
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