sábado, 8 de junio de 2019

El Paladar De Cada Uno

El contenido de las vivencias, y sobre todo, la absoluta falta de apoyo logístico en la orfandad de nuestras posturas individuales, consecuencia de lo  insólito de los tópicos abordados, nos dejaban  expuestos a la mas que probable censura de nuestros actos y apreciaciones  por parte de la llamada, conciencia colectiva, una vez que quisiéramos compartir  nuestra experiencia con otras personas ajenas al grupo.

Nos preguntamos: ¿cómo explicar a los demás? que existen visiones diferentes, distintas formas de percibir los acontecimientos, que los hechos han acontecido con absoluta independencia de lo que puedan aceptar como válidos o convenientes, los autoproclamados  formadores de opinión, que la realidad es independiente de la interpretación parcial que se le haga.

Nuevamente, volvemos al principio del Libre Albedrío, el acceso a la verdad es el fruto de la investigación exhaustiva de los hechos, no obstante contar con un enorme bagaje de información, de poder recurrir a la letra de la ley, expresión canonizada de la palabra de Dios, el gran mandamiento que recibimos nos exhorta a escudriñar las escrituras sagradas, escudriñar es investigar, comparar, consultar.

Esta exhortación va mucho más allá, no es una mera recomendación a que hagamos una simple lectura de la literatura oficialmente aceptada, es un imperativo de búsqueda universal a través de los incontables canales por los que discurre  el conocimiento.

Existen muchas personas que solo captan los aspectos externos, se conforman con la superficialidad, con la apariencia, aquellos que no han entendido y es muy difícil que algún día lo puedan entender, que vivir la religión es mucho más, que jugar a la religión, como no es lo mismo el recibir la inspiración divina que es fruto del esfuerzo y elevación personal, que el dejarse llevar por la improvisación que no requiere esfuerzo alguno y se nutre de nuestra propia mediocridad.


Son preguntas que no necesitan respuestas, no es preciso contestar nada, sólo se requiere que recurramos a la fuente y probemos el sabor del agua que brota de ella, se podrán decir muchas cosas referente a su virtud, pero nada puede ser comparable a aquello que podamos degustar  con nuestro propio paladar.

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