sábado, 8 de junio de 2019

Sin Pelos En La Lengua

Han sucedido algunos acontecimientos, que nos han dejado un tanto perplejos, que para intentar  desarrollar algún tipo de comentario sobre los mismos nos obliga a decir lo que pensamos sin pelos en la lengua.

Hay veces en que se hace necesario preguntarse ¿qué diablos está sucediendo a nuestro alrededor?  Parafraseando a Eduardo Galeano en su libro: El Mundo Al Revés, nos sumamos  a la solicitud de: por favor, “paren el mundo que me quiero bajar” pag.326, es que todo parece indicar de que ya no existen parámetros inteligibles que nos puedan orientar en cuanto al comportamiento socialmente aceptable de ciertos personajes que suelen marcar la agenda de los acontecimientos que nos sacuden diariamente.

Con la exportación de una nueva especie de “comodities”  de primera necesidad, tales como: la lucha contra el terrorismo y sus derivados directos e indirectos, que les ha permitido dar ocupación a miles de jóvenes en sus ejércitos, impulsar la industria bélica, y surtir los mercados del mundo con toda una amplia gama de “sistemas de seguridad”.

la creciente tensión social generada por los obligados recortes que debieron realizarse al explotar la burbuja  financiera que saturó sus economías, creando un enorme agujero negro donde se han esfumado los ahorros de millones de incautos que han creído que es posible satisfacer sus cada vez mayores ansias de consumo sin equilibrar adecuadamente su capacidad de producción y la sustentabilidad de sus ingresos.

Y esa alianza estratégica, alentada por la imperiosa necesidad de “hacer caja” cuanto antes, le ha puesto ojo a los yacimientos petrolíferos de algunos países caídos en desgracia, a los cuales les han retirado su apoyo, no obstante haber sido aliados incondicionales, cuando no les interesaba dar oídos a los reclamos de sus poblaciones oprimidas, como se dice vulgarmente, ahora las cosas han cambiado, antes los aliados podían pagar las facturas en las cuentas  secretas de los dictadores que ostentan el poder, pero ahora, la necesidad, que siempre tuvo cara de hereje, les obliga a invocar “los derechos de los ciudadanos “ de esas naciones “oprimidas”  a manifestarse y reclamar libertades nunca antes admitidas.

Es entonces que comienza la función, en una primera instancia se informa a la opinión  pública de la honda preocupación que existe por la violencia represiva de los ahora “crueles tiranos” se difunden profusas escenas que dan cuenta de la multitud de muertos y heridos y se exhorta al Consejo De Seguridad de Las naciones Unidas, que se reúna para analizar la situación y determinar las acciones a realizar para “proteger a la población civil indefensa”.

En forma simultánea, se bloquean los cuantiosos fondos depositados en la banca internacional cuyos titulares son los tiranos de turno, para supuestamente: impedirles que huyan y los dilapiden, para que no puedan comprar armas, o para que no contraten mercenarios, etc .etc.

En realidad lo que se logra es una expropiación de estos fondos,  de los cuales se destinarán grandes sumas con el pretexto  de poder financiar los cuantiosos gastos que demandaran, el abastecimiento de víveres para la población civil, la compra de medicamentos para los atiborrados hospitales y solventar todas las acciones que la comunidad internacional deba realizar para proteger a los civiles indefensos, ancianos, mujeres y niños,  de las acciones bélicas resultante de los enfrentamientos entre las fuerzas represoras y los rebeldes armados.

Tambalean sus economías y la competitividad de sus productos exportables se desvanece.

En medio de este clima de incertidumbre surgen los restauradores, los garantes de la paz universal, los que se autoproclaman defensores de los derechos humanos, y exigen que se declare la guerra, para defender los valores de la democracia, para salvar la vida de los justos que padecen por las maldades del terrorismo internacional, hay que bombardearles sus ciudades, destruir sus hogares, sus mujeres y sus niños, futuros terroristas como sus padres.

Como al principio, nos preguntamos ¿Vuelven las naciones dominantes a reivindicar las superadas épocas del colonialismo? 

En medio de todas estas manifestaciones de comportamiento absurdo del “homo sapiens” debemos agregarle otra perla a nuestro collar, el componente emotivo, sin duda somos criaturas sensibles a los cuentos de hadas, con sapos que se tornan apuestos príncipes y doncellas puras y castas que son llevadas al altar en carruajes tirados por hermosos caballos, mientras el pueblo acude formando multitudes a su paso y son felices y comen perdices, para siempre en sus imponentes palacios…

Entonces, para mitigar las tensiones, que son como el pan nuestro de cada día, la crisis económica de la gran mayoría de los países de Europa, el alto nivel de desempleo, la suba de los precios al consumo, la violencia, las deportaciones a indocumentados, los muertos en los campos de batalla y sigue… y sigue…

Por ende, la matanza de enemigos podrá realizarse en cualquier lugar del planeta, asistimos al fin de la soberanía e inviolabilidad de las naciones, ahora las garantías de un juicio justo, solamente serán válidas para aquellos a quienes el imperio determine, la venganza tiene rango institucional y nada podrá detener las sangrientas represalias para quienes osen enfrentar los designios del régimen dominante.


Una vez, en el meridiano de los tiempos, el imperio se dirigió a las multitudes para poner a su consideración a cual prisionero liberarían de la muerte en la cruz, y se les dijo:

A quién queréis que liberemos, a éste, Llamado Jesús, a quien sus seguidores llaman el Hijo de Dios y Rey de los judíos, o a Barrabás, condenado por asaltante y asesino, la multitud, enfervorizada a instancias de quienes ejercían el poder, responde a viva voz, a Barrabás, a Barrabás.

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