Las emociones negativas son un
problema cuando se convierten en una manera de vivir. Por
supuesto es natural sentirse desilusionado cuando te rechazan en
una entrevista de trabajo, cuando tu proyecto no se aprueba o cuando las cosas
no salen como esperabas. Del mismo modo es normal arrepentirse cuando defraudas
a alguien, apenarse por la pérdida de alguien querido…
Todos estos sentimientos que nos remueven puntualmente son sanos: aunque
resulten dolorosos en el momento, pueden representar nuestras mayores
oportunidades de crecimiento, pues nos permiten experimentar nuestra
humanidad, sobre todo si no tenemos miedo a sentir algo de dolor y oscuridad.
En cualquier caso, debemos ser capaces de convivir con ellos para poder
trascenderlos en el siguiente paso; es así como podemos convertirnos en
seres más plenos y profundos. En realidad sólo podemos sanar y sentirnos más
completos si nos permitimos sentirnos rotos primero.
Los sentimientos negativos son señales que nos dan información sobre
nuestras circunstancias particulares. Si desarrollamos
la capacidad de abrirnos a ellos sin dejarnos invadir, sin pretender, disimular
o convencernos racionalmente de que no los sentimos, nos ayudarán a
enfrentarnos a los problemas de frente y con honestidad
.
De esta manera podremos pasar a la acción tal y como la situación
requiera, desde la reflexión y la conexión con nuestro interior e intuición, y
no desde la reacción irracional y automática.
Desde ahí podremos avanzar y tomar decisiones apropiadas y equilibradas
que tengan en cuenta a la mente y al corazón, es decir, al lado derecho e
izquierdo del cerebro.
Las emociones negativas son un problema cuando se convierten en una
manera de vivir. Por supuesto es natural sentirse desilusionado cuando te
rechazan en una entrevista de trabajo, cuando tu proyecto no se
aprueba o cuando las cosas no salen como esperabas. Del mismo modo es normal
arrepentirse cuando defraudas a alguien, apenarse por la pérdida de alguien
querido…
Todos estos sentimientos que nos remueven puntualmente son sanos: aunque
resulten dolorosos en el momento, pueden representar nuestras mayores
oportunidades de crecimiento, pues nos permiten experimentar nuestra
humanidad, sobre todo si no tenemos miedo a sentir algo de dolor y oscuridad.
En cualquier caso, debemos ser capaces de convivir con ellos para poder
trascenderlos en el siguiente paso; es así como podemos convertirnos en
seres más plenos y profundos. En realidad sólo podemos sanar y sentirnos más
completos si nos permitimos sentirnos rotos primero.
Los sentimientos negativos son señales que nos dan información sobre
nuestras circunstancias particulares. Si desarrollamos
la capacidad de abrirnos a ellos sin dejarnos invadir, sin pretender, disimular
o convencernos racionalmente de que no los sentimos, nos ayudarán a
enfrentarnos a los problemas de frente y con honestidad
.
De esta manera podremos pasar a la acción tal y como la situación
requiera, desde la reflexión y la conexión con nuestro interior e intuición, y
no desde la reacción irracional y automática.
Desde ahí podremos avanzar y tomar decisiones apropiadas y equilibradas
que tengan en cuenta a la mente y al corazón, es decir, al lado derecho e
izquierdo del cerebro.
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