lunes, 2 de septiembre de 2019

Dejar Fluir



 Cuando queremos decir algo por el simple hecho de expresarnos sin dejarnos influenciar por ninguna responsabilidad latente, nada de retórica ni de marcar rumbos, soltarle las riendas a nuestro pensamiento dejándole deslizar a su antojo todas las alternativas posibles en su periódica incursión en los dominios de la memoria y sus atesorados recuerdos.

No nos motiva nada en particular ni pretendemos incursionar  en zonas de secretos ni confidencias, nada que preguntarle al pasado ni tampoco pretender explicaciones sobre lo que pudo ocurrir, lo que no ha sido permanece inalterable en los caminos sin retorno, de manera que digamos lo que digamos será un decir sin los esperables por qué ni con la pretensión de indicar probables intenciones.

Pensar, dejarnos llevar por el devenir, abrir de par en par los vetustos ventanales que iluminan nuestra mente dejando que el viento fresco de lo cotidiano nos provea del oxígeno renovado que solo es inhalable en los amplios confines de la espontaneidad.

Sabemos que hay mucho por hacer, que es necesario emitir una opinión, que el silencio suele confundirse con la complicidad, pero también somos conscientes que todo aquello que se posterga ingresa en los confines de lo pendiente y que es potencialmente un campo fértil donde todos y cada uno podemos y debemos incursionar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario