Con lo diversos que son nuestros niños y niñas, ¿no es mejor identificar y destacar las habilidades y talentos de cada uno?
Columna de Michelle Olgui, psicopedagoga del Centro de Liderazgo
Educativo de Educación 2020.
“Lo que más me molesta, es que cuando reparten las pruebas, el
profe de Matemática me dice ‘Abarca, vaya a sacar su prueba especial”.
¿Por qué niños, niñas y jóvenes tienen que pasar por esto?
¿Por qué los vulneramos tan torpemente?
Todos y todas somos distintos (¡y qué bueno que sea así!).
Aprendemos por diferentes canales perceptivos y tenemos distintas biografías
que nos acompañan en cada aprendizaje. Algo que poco a poco la
institucionalidad comienza a tomar en cuenta.
La instalación del Decreto Supremo 170 de la ley 20.201 es
el resultado de hacerse cargo de la diversidad presente en las aulas,
diversidad que, o bien se obviaba, o bien se atendía desde el instinto y la
vocación de algunos profesores que trataban de “resolver” el tema.
¿Qué dice este decreto? Fija normas para designar subvención
especial para aquellos/as estudiantes con necesidades educativas especiales
(NEE) y que pertenezcan al programa de intervención (PIE). Gracias a esto, los
colegios pueden contar con especialistas como educadores/as diferenciales,
psicopedagogos/as, psicólogos/as, fonoaudiólogos/as y terapeutas ocupacionales,
tanto dentro del aula como en apoyo a estudiantes, padres, madres y apoderados,
docentes y asistentes del establecimiento. Ellos evalúan y clasifican la
necesidad educativa especial en permanente o transitoria, y designan horas para
que los y las docentes trabajen colaborativamente con los especialistas.
A pesar de las voluntades puestas para que esto funcione, el
PIE aún está lejos de acoger la heterogeneidad presente entre el alumnado. Los
niños y niñas se sienten distintos, sienten que pertenecen a otro grupo
“inserto” dentro del curso, ¿es eso lo que buscamos?
Con lo diversos que son nuestros niños y niñas, ¿no es mejor
identificar y destacar las habilidades y talentos de cada uno?
El equipo de la unidad de educación especial del Ministerio
de Educación pública frecuentemente orientaciones para la implementación del
PIE. La última, publicada en enero de este año, es la más relevante hasta el
momento, ya que establece normas sobre igualdad de oportunidad e inclusión social
para educación preescolar y básica. Con esto se incorporan criterios tales
como: a) la igualdad de oportunidades, b) calidad educativa con equidad, c)
inclusión educativa y valoración a la diversidad, y d) flexibilidad en la
respuesta educativa (decreto 83/2015).
Valoramos estas modificaciones que garantizan la calidad de
la educación y que valoran las diferencias. Es importante entender que todos y todas somos distintos y, por lo
tanto, nuestra interacción con el ambiente debe ser mediante diversas
estrategias de enseñanza y esto NO sólo debe remitirse a las y los estudiantes
que pertenecen al Programa de Integración.
Reconocer diferencias sólo en un grupo, separar según las
dificultades o necesidades especiales que tiene tal o cual estudiante y
establecer este tipo de decretos y orientaciones, sigue siendo un acto de
segregación arraigado. El trabajo colaborativo y articulación debería ser una
práctica constante dentro de las escuelas y liceos, que debería contar con la
carga necesaria para aquello.
Sin duda estamos avanzando, pero todavía queda mucho por
recorrer. Debemos transitar hacia valorar la diversidad, y no quedarnos en
“aceptar” y “tolerar” las diferencias. Avanzar hacia la riqueza de aprender de
las inmensas variaciones de habilidades que hay entre unos y otros.
Lo fundamental es entender que este cambio no lo hacen sólo
los colegios, profesores o directores, sino que lo debemos hacer entre todos y
todas. Valorarnos y enriquecernos con un otro, es tarea de todos y todas, cada
día.
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