La idea de justicia es uno
de los temas centrales de la filosofía moral, y por extensión de la filosofía
política. Cómo hacer lo justo es además algo que cada día cada persona debe
decidir en múltiples ocasiones. La mejor manera, por tanto, de entender las
implicaciones morales de la idea de justicia pasa por explorar esas decisiones
cotidianas y cómo las cuestiones de actualidad reflejan ideas muy profundas.
A
partir de ejemplos que van desde el matrimonio homosexual o la inmigración
hasta la eutanasia, la biotecnología o los límites del mercado, Michael Sandel
elabora una crítica a las tres principales escuelas de pensamiento: la
utilitarista; la que vincula justicia a libertad (diferenciando entre lo que llama
partidarios del laissez faire y los más igualitarios); y la que ata la justicia
a la virtud y a la buena vida.
La editorial Debate, que es quien publica, en este mes de febrero, la edición en español de Justicia, un libro que resume la serie televisada de doce capítulos que resumían, a su vez, sus clases en Harvard del otoño de 2005, presenta el ensayo de Sandel con un texto del que se extracta este amplio fragmento: “¿Cuáles son nuestros deberes hacia los demás en una sociedad libre? ¿Deben los gobiernos recaudar de los ricos para ayudar a los pobres? ¿Es justo el libre mercado? ¿Puede que a veces decir la verdad no sea bueno? ¿Es posible que en ocasiones el asesinato sea moralmente necesario? ¿Es posible o deseable legislar sobre cuestiones morales? ¿Entran en conflicto los derechos individuales y el bien común?
Justicia, la asignatura que
imparte Michael J. Sandel, es una de las más populares e influyentes de la
Universidad de Harvard. Más de mil alumnos abarrotan el aula magna para
escuchar cómo el profesor Sandel relaciona las grandes cuestiones de la
filosofía pública con los temas de actualidad, especialmente aquellos más
polémicos. Justicia invita a
considerar, al margen de la ideología de cada uno, candentes cuestiones
actuales desde perspectivas nuevas e iluminadoras.
Sandel ejemplifica el reto
de pensar en profundidad y demuestra cómo una comprensión más firme de la
filosofía nos puede ayudar a comprender mejor la política, la moral y nuestras
propias convicciones”.
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