Practicar
el valor de la audacia es tener gallardía, ser valiente y decidido. Es es
atreverse a tirar la primera piedra, cuando los demás hacen silencio. La vida
es un proyecto, una misión en cuya realización se encuentra el pleno sentido.
Todo proyecto implica cierto riesgo, aventura e imprevisto.
Hay
que prever y programar, pero es imposible hacerlo en modo absoluto. El que
espera una programación perfecta sin ningún tipo de riesgo jamás podrá
triunfar.
Todo ser humano tiene el deber de ser valiente,
audaz. Ser fuerte y decidido a luchar por los demás, para emprender grandes
obras.
El cobarde muere dos veces, pero la valentía no se
manifiesta con violencia, ni con riñas y pleitos con nuestros hermanos. Se
practica la audacia con proyectos de vida. Asumiendo metas, propósitos que
persigan logros importantes para la familia y la comunidad. Sea audaz. Sea
valiente. Luche por sus derechos.
Ser audaz es no transigir
ante la oleada de antivalores. Hay que ser valiente para no dejarse seducir por
el mundo bajo. Ser audaz es mantenerse sano, limpio y libre de contaminación
ente las tentaciones de la sociedad actual. Sea audaz, luche por superarse.
Luche por encaminar a su familia y su comunidad hacia adelante. Nuestra
sociedad tiene que ser redimida, tiene que ser liberada. Pero esta integración
social solo es posible transformarla con el aporte de personas audaces.
La persona audaz se
resiste al consumismo al que nos empuja la sociedad actual. Los cobardes caen
endeudados, deprimidos, envueltos en las trampas del consumo irracional. De los
recursos naturales sin control. De joyas, vestimenta, vehículos y demás
artículos suntuosos. Ser audaz es resistir todo esto y sobreponerse y practicar
la organización, la humildad y la valentía. Hoy más que nunca nuestra sociedad
necesita y espera el ejemplo de personas audaces para echar hacia adelante.
Cuánta falta hacen los protagonistas en este
proceso de cambios que esta sociedad ha emprendido.
Las personas audaces ocupan un espacio
interesantísimo para forjar la unidad de las mayorías.
Solo con audacia podemos cambiar todos los males
que nos arropan. Necesitamos hombres y mujeres audaces, en la familia, en la
sociedad, en los grupos sociales, en las instituciones públicas, en el
gobierno, en las presidencias de las repúblicas.
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