Sin embargo, también pueden llegar a ser una especie de genio de la
lámpara que obedece sin protestar los deseos de su amo.
A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que nos dice lo
que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo contrario! Somos
los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la culpa al entorno, a
los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside en nuestro interior.
Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable en el otro o en algo
ajeno.
De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y
mejorar.
Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más demandan de
nuestro físico, pero también de nuestra mente.
Además de requerir una buena preparación física también demandan un
entrenamiento mental. ¿Por qué? Porque en el preciso momento en que el
cuerpo no puede más es el cerebro el que ayuda a seguir adelante… aunque
después el dolor sea tan grande que no haya calmante que pueda atenuarlo.
Sin necesidad de convertirte en maratoniano para probar esta teoría,
piensa en las veces en que estabas a punto de caer vencido por el sueño, el cansancio
o el tedio de la rutina y dijiste “puedo seguir”, “estoy bien” o “lo
terminaré”. Es probable que en ese momento consiguieras un plus de energía -que
no salió de una taza de café- para continuar con tus tareas y luego caer
extenuado en la cama para dormir varias horas seguidas.
Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más demandan de
nuestro físico, pero también de nuestra mente. Además de requerir una buena
preparación física también demandan un entrenamiento mental. ¿Por qué? Porque en
el preciso momento en que el cuerpo no puede más es el cerebro el que ayuda a
seguir adelante… aunque después el dolor sea tan grande que no haya calmante
que pueda atenuarlo.
Tampoco se trata de ser la persona más positiva del mundo y andar por la
vida buscando el medio vaso lleno de cada situación, sino de saber que hay
pensamientos que nos ayudan y otros que nos perjudican. Deja de prestar
atención a lo irrelevante y céntrate en lo que realmente importa. Si las cosas
rondan mucho por tu cabeza, tómate el tiempo para resolverlas y pasar a la
siguiente tarea.
Si no puedes dormir porque tu mente es un torbellino de ideas, ten un
pequeño cuaderno en la mesita de noche y aprovecha ese aluvión de creatividad
para solucionar algunos de tus problemas. No malgastes tu energía en
“rumiar” las cosas malas que te ocurren. Mejor aprovecha tu tiempo y tus
recursos para encontrar una solución a los problemas.
Recuerda que no todo tiene por qué ser racional… ¡permite un poco de
improvisación en tu vida! Si bien hay cosas basadas en la lógica, existen
otras (muchas) que están más ligadas a las emociones, sensaciones e
intuiciones.
Aprende a vivir con incertidumbre, aunque sea en una mínima dosis. Toma
decisiones que también requieran ciertos riesgos y considera los errores
como parte de las reglas del juego. Evita las auto presiones y acepta que eres
imperfecto… eso disminuirá tus niveles de temor y ansiedad y como consecuencia,
tus equivocaciones.
“Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella”
-Marco Aurelio-
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