Además, la atención, es entendida como un mecanismo que se ocupa de controlar y regular los procesos cognitivos, en muchas ocasiones hasta actúa de manera inconsciente.
Determinantes de la atención
Los expertos determinan dos tipos de determinantes de la atención, por un lado los internos, aquellos propios del individuo y que dependen de él; y por otras parte los externos, que son aquellos que resultan del medio.
Entre los internos nos encontramos con el estado orgánico (las pulsiones que sufre el sujeto cuando recibe estimulación), los intereses (aquello que se encuentra íntimamente vinculado con lo que atrae a la persona en cuestión, por ejemplo, si le gusta muchísimo la moda, prestará especial atención a aquellos contenidos vinculados al tópico), la sugestión social (atraer la atención de otras personas por invitación) y los cursos de pensamiento (cuando el pensamiento sigue una idea y justo se presenta un estímulo, este captará de inmediato la atención).
Y respecto de los externos, nos encontramos con la potencia del estímulo (aquellos sonidos fuertes), el cambio (las alteraciones en el campo de la percepción), tamaño (cuando la imagen es realmente imponente), repetición (un estímulo débil pero que por su constante repetición gana fuerza y entidad), el movimiento (un desplazamiento que genera una reacción), contraste (estímulo que se contrapone al entorno) y organización estructural (los estímulos se organizan y jerarquizan para recibir correctamente la información).
El interés aumenta la atención
Todas estas cuestiones recién mencionadas están comprobadas que aumentan la atención de una persona. Sabemos que cuando algo nos interesa especialmente no hará falta que nos digan que prestemos atención, la misma surgirá de manera espontánea ante la percepción de aquello que nos interesa demasiado.
Y el proceso contrario sucede con aquello que no nos despierta ni el más mínimo interés, solemos despreciar en materia de atención a lo que no nos importa o no forma parte de nuestros intereses. Una de las maneras más comunes es no escuchando cuando se habla de algo que no nos reporta ningún tipo de interés o beneficio.
A la persona que no se la encuentra atenta se la llamará distraída porque su pensamiento no está focalizado en aquello que se demanda.
La atención es una condición sine quanom a la hora de aprender cualquier cosa, desde una materia en la facultad hasta alguna tarea.
Los centros educativos y asimismo algunos cursos se esfuerzan en este sentido y entonces desarrollan técnicas que se proponen justamente aumentar la atención.
Pero la atención también es sumamente importante para no incurrir en equivocaciones en el trabajo, en el estudio o para no sufrir algún tipo de accidente. Entonces, la atención es importante en muchas áreas de nuestra vida y no solamente para aprender conocimientos.
Por otro lado, cuando se quiere dar cuenta de la urbanidad, cortesía y la demostración de respeto de la que se es objeto por parte de alguien se suele emplear el término atención para referirla. “Mientras duró mi visita, la atención de mis primos fue excepcional”.
La atención en este sentido es sinónimo de buenos modales. Cuando las personas disponen de buenos modos suelen ser muy atentas y están al tanto de las necesidades y demandas del otro, especialmente si les toca ser anfitriones.
Mientras tanto, cuando la persona carece de buenos modales no será para nada atenta ni se preocupará por lo que necesita el otro, si la está pasando bien o qué puede hacer para que disfrute.
A la persona que se muestra concentrado ante determinado estímulo y entonces se preocupa por escuchar, leer, oír, observar se lo denominará atento y de la misma manera se llamará a aquella persona que se muestra amable en su trato para con los demás.
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