Y a veces las coincidencias son tan perfectas que
es imposible creer en ellas. Un excelente
ejemplo de ello es la historia del actor Anthony Hopkins.
Se estaba preparando para la grabación de la película "La chica
de Petrovka" basada en la novela de George Feifer.
Para estudiar a su personaje, necesitaba la versión original
de la obra que no podía encontrar en ninguna de las
librerías, ni en la biblioteca ni con sus amigos.
El actor estaba completamente desesperado pero por accidente encontró
un ejemplar de la novela, olvidado por alguien, en una
banca en el metro.
Más adelante, cuando iba a tomar
su vuelo para ir al set, el actor por casualidad se topó
en el aeropuerto con Feifer, el autor de la obra, quien
se quejó con Hopkins porque le había prestado a un amigo
el ejemplar más valioso de su libro con sus notas de autor,
y aquel lo perdió en algún lugar en el subterráneo.
Parece que todos los eventos del mundo, todas las personas
y toda la información están conectados entre sí con unos hilos
invisibles que a veces brillan. Y, según la opinión del famoso
psiquiatra Carl Gustav Jung, de verdad es así. Este fenómeno
se llama sincronicidad y tal vez sea
el más misterioso en el Universo.
Jung llegó a la conclusión de que
existe una relación estrecha entre el ser humano y lo que
lo rodea, más bien, con el espacio, tiempo, lo consciente
y lo inconsiente.
Y en ciertos
momentos, bajo la influencia de sentidos objetivos, en esta
relación surge una atracción fuerte, la cual provoca coincidencias
inesperadas que, por lo general, solemos llamar coincidencias fatales,
destino, suerte increíble o incluso milagro.
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