Cuando nuestra mente está condicionada – y casi siempre lo
está- no puede ir más allá de sus propios límites, de los muros que ha
levantado alrededor de sí misma.
Es muy difícil liberarse de los condicionamientos, es difícil
apartar esas barreras que tenemos tan arraigadas en nosotros porque solo
percibimos parcialmente la realidad, ya que los condicionamientos son
parciales.
Pero debemos tomar consciencia que estos condicionamientos no
solo los impone la sociedad sino que también nos los imponemos nosotros mismos.
Nuestra mente solo será libre cuando seamos capaces de romper los
condicionamientos que la atan, cuando seamos capaces de manifestarnos sin
juicios y sin expectativas, cuando seamos capaces de percibir la totalidad de
la realidad.
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