El afecto y cariño
se puede expresar verbalmente («Te quiero»,
«Espero estar siempre contigo»), de forma no verbal (sonreír,
contacto ocular, abrazar, besar, unir las manos, caricias, susurros, tono de
voz cariñoso, etc.) y también por medio de conductas de apoyo (asistencia,
satisfacción de necesidades, colaboración, apoyo instrumental, regalos, etc.).
Un problema de las conductas de apoyo es que no siempre tienen una connotación
afectiva para la otra persona, de modo que pueden no ser comprendidas como
expresión de afecto. Para que sirvan como expresión de afecto suele ser
necesario que vayan acompañadas de las otras formas de expresión del afecto,
es decir, de conductas verbales o no verbales.
Richard Slatcher y
James Pennebaker, en la misma línea que los anteriores estudios de Pennebaker
para la salud en general, comprobaron la extensión de los beneficios de la
escritura expresiva a la relación de pareja. Consiste en expresar por escrito
las emociones que uno experimenta, en este caso respecto a la relación, durante
unos veinte minutos, varios días a la semana.
Se han comprobado sus
ventajas para la relación de pareja en el caso personas que se recuperan de
rupturas, infidelidad de la otra persona o con otros problemas. Pero también ha
resultado positivo en parejas sin problemas especiales de relación, para
potenciar una relación más firme y saludable todavía.
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