Son responsabilidad de quien las promete: quien se
compromete lo hace con absoluta responsabilidad,
a excepciones de situaciones coercitivas. El compromiso debe ser un acto libre
y voluntario. Si uno no quiere hacer lo que el otro le pide, sólo tiene que
decir que no. Adoptar el papel de víctima le quita valor y
dignidad a la persona.
Generan redes de compromiso:
cada promesa posibilita e implica otras promesas, con las que crea redes de
compromisos. Cada promesa es un eslabón en la cadena de compromisos que
sostiene el funcionamiento del sistema económico.
No todas son explicitas: Algunos compromisos son explícitos,
otros no. El problema de las promesas implícitas es que distintas personas
pueden asumir que hay distintas promesas en vigencia.
Son contexto independiente: las diferentes
interpretaciones de los contextos y de los compromisos pueden infligir estragos
en los vínculos en los que existen diferencias culturales.
Se saldan mediante una declaración de cumplimiento: una
declaración de satisfacción por parte del receptor dará por cumplida la
promesa. Si uno acepta un pedido en el cual el interlocutor solicite algo, su
promesa permanecerá abierta hasta que este las cumpla.
Siempre conllevan riesgo interpretativo: Podría creerse
que siendo cuidadoso en las comunicaciones y
diligente en las acciones, se evitan los incumplimientos de las personas. A
veces llegamos a la conclusión de que el que promete es una persona, pero en
realidad el que prometió fue otra. La clave es recordar que las promesas son
contextos dependientes y las distintas personas operan a veces desde distintos
contextos.
Siempre conllevan riesgo ejecutivo (ejecución):
Uno cree que siempre puede hacer lo que promete, pero siempre existe el riesgo de
algún imprevisto que le impida cumplirla. Cuanto mas arriesgada sea la promesa,
mas probable es que algo falle. Es imposible eliminar el riesgo ejecutivo, pero
uno puede reducirlo prometiendo sólo aquello que podrá cumplir.
Las promesas oscuras generan desinteligencias: Una de las
formas de reducir los riesgos ejecutivos es aumentar los riesgos interpretativos
haciendo promesas ambiguas o cubrirse para no experimentar riesgos. El
compromiso es siempre un compromiso para producir un resultado, no para
intentar producirlo.
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