A diferencia de esta concepción, la teoría de las IM (inteligencias múltiples) entiende la competencia cognitiva como un conjunto de habilidades, talentos y capacidades mentales que llama «inteligencias». Todas las personas poseen estas habilidades, capacidades mentales y talentos en distintos niveles de desarrollo.
Gardner define la inteligencia como la “capacidad de
resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas“.
Primero, amplía el campo de lo que es la inteligencia y reconoce lo que se
sabía intuitivamente: “que la brillantez académica no lo es todo”. A la hora de
desenvolverse en la vida no basta con tener un gran expediente académico. Hay
gente de gran capacidad intelectual pero incapaz de, por ejemplo, elegir ya
bien a sus amigos; por el contrario, hay gente menos brillante en el colegio
que triunfa en el mundo de los negocios o en su vida personal.
Triunfar en los
negocios, o en los deportes, requiere ser inteligente, pero en cada campo se
utiliza un tipo de inteligencia distinto. No mejor ni peor, pero sí distinto.
Dicho de otro modo, Einstein no es más ni menos inteligente que Michael Jordan,
simplemente sus inteligencias pertenecen a campos diferentes.
Segundo, y no menos importante, Gardner define la inteligencia
como una capacidad. Hasta hace muy poco tiempo la inteligencia se consideraba
algo innato e inamovible. Se nacía inteligente o no, y la educación no podía
cambiar ese hecho. Tanto es así que en épocas muy cercanas a los deficientes
psíquicos no se les educaba, porque se consideraba que era un esfuerzo inútil.
Definir la inteligencia como una capacidad la convierte en una destreza que se
puede desarrollar.
Gardner no niega el componente genético, pero sostiene que
esas potencialidades se van a desarrollar de una u otra manera dependiendo del
medio ambiente, las experiencias vividas, la educación recibida, etc. Ningún
deportista de élite llega a la cima sin entrenar, por buenas que sean sus
cualidades naturales. Lo mismo se puede decir de los matemáticos, los poetas, o
de la gente emocionalmente inteligente.
Debido a eso, según el modelo propuesto
por Howard Gardner todos los seres humanos están capacitados para el amplio
desarrollo de su inteligencia, apoyados en sus capacidades y su motivación.
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