No obstante, cuando esta necesidad de control se convierte
en una urgencia o en una condición esencial para nuestra tranquilidad, puede
llegar a causar estragos tanto en nuestras relaciones personales, como en
nuestra vida laboral y en la calidad de vida en general.
¿Qué se entiende por necesidad de tener el control?
Para poder saber qué siente una persona con miedo a no
tener en control primero debemos conocer cuál es la necesidad de control y
qué implicaciones psicológicas tiene.
Por “necesidad de control” entendemos la necesidad de la
persona de entender aquello que le rodea para poder ejercer un efecto o poder
sobre este. Así como la urgencia que siente de determinar una serie de
resultados o consecuencias antes de que estas ocurran.
En los casos en los que esta sensación de control se ve
amenazada bien por el azar, porque la situación no depende de la persona o
porque son otros los que toman las decisiones, es posible que la persona
experimente una serie de emociones negativas como frustración y enfado, que le
obliguen a llevar a cabo conductas de dominación, extorsión o crítica.
En estos casos se pone en marcha un mecanismo conocido como
“motivación de control”. Conducida por la motivación de control, la persona
puede llegar a reaccionar de dos maneras diferentes: por una parte puede
aparecer una reactancia psicológica, mediante la cual la persona aún hace
mayores esfuerzos por intentar controlar una situación incontrolable; o bien se
puede generar un sentimiento de indefensión en la que lo intentos de
dominar desaparezcan.
Aunque generalmente la tendencia a planificar las cosas o
prepararlas con antelación son consideradas como positivas y realmente eficaces
para la consecución de nuestros objetivos, cuando esta tendencia se lleva al
extremo y se convierte en necesidad puede llegar a interferir en nuestra vida
diaria.
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