Algunas personas poseen una habilidad especial para construir relaciones y asociarse con otros con el objetivo de alcanzar metas comunes. ¿Qué logra que una persona escoja estar cerca de algunos seres específicos para relacionarse? ¿Por qué uno siente confianza para establecer negocios con algunos individuos más que con otros?
A esta habilidad
para relacionarse se le llama empatía y se refiere al arte de percibir cómo se
siente el otro. Cuando uno como ser humano percibe que el otro se ha tomado la
molestia de ponerse en el lugar de uno, eso genera un sentimiento de amabilidad
y confianza.
¿Sirve la empatía
para establecer relaciones de negocios? SÍ. Definitivamente. ¿O usted no
prefiere hacer negocios con personas que sean de su agrado? Obvio es así.
Recordemos que
negociar no se remite únicamente al hecho de un trato comercial, es también
gestionar un asunto para llegar a una solución. Por eso es muy importante al
negociar reconocer los sentimientos como hechos concretos. Esto le ayudará a
tratar a la otra persona como a ella le gustaría ser tratada. Si usted ha
reconocido que al otro algo le duele, le afecta, le incomoda o así mismo lo
motiva, lo alegra o lo entusiasma, entonces usted ha hecho empatía y esto le
permitirá negociar de una mejor manera.
La empatía se
define como “la capacidad cognitiva de percibir, en un contexto común, lo que
otro individuo puede sentir”. Es un sentimiento de participación emocional de
una persona en las circunstancias que afectan o mueven a la otra.
La empatía por
tanto es una habilidad fundamental en la comunicación interpersonal, facilita
el entendimiento entre dos personas, en consecuencia, la empatía es
indispensable para percibir en profundidad el mensaje del otro y así poder
llegar a establecer un diálogo eficaz. Realmente nos sentimos muy cómodos
cuando vemos que el otro se esfuerza por entendernos con empatía. Implica de
una u otra manera que nos han leído emocionalmente.
Ahora imagínese
esta habilidad en el tema de los tratos comerciales. Realmente produce mucho
agrado comprar a alguien que le vende a uno un producto con gusto y amabilidad,
o a alguien que le ha puesto cuidado a sus necesidades para ofrecer lo que le
está vendiendo.
La empatía no se
hace presente tan solo a nivel del contenido verbal. Se puede ser empático y
percibir si el otro está sintiendo empatía a través de muchos gestos pletóricos
de significado, por ejemplo: la postura, el tono o intensidad de voz, la
mirada, un gesto y por supuesto el silencio mismo. Todos estos elementos
brindan muchísima información, y depende de nuestra habilidad decodificarla e
interpretarla de la manera más apropiada.
La persona empática
puede describirse como un ser humano muy habilidoso para leer e interpretar las
situaciones mientras estas ocurren, y además se ajusta a las mismas conforme
éstas lo exigen. La persona empática tiene el don de saber que una situación no
es estática, saca de esta misma el mejor provecho para dar una
retroalimentación. Quien sabe tener empatía tiene claro que ignorar las
distintas señales que se reciben en un proceso de comunicación puede ser
perjudicial en la dinámica de una relación sea cual esta sea, personal o de
negocios.
Cabe anotar que la
persona empática cuenta con una excelente capacidad de escucha: Tiene además
muchas destrezas para leer signos no verbales. Tiene muy claro cuándo debe
hablar y cuando no.
Todo lo anterior
facilita el proceso de empatía y permite regular de manera constructiva las
emociones de los demás, lo cual trae enormes beneficios para las relaciones
interpersonales.
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