¿Por qué será que hay tantas personas que quieren tener razón en todo lo que piensan, lo que dicen, lo que siguen, lo que eligen? Sobre tu religión, tu partido político, tu ídolo, tu equipo de fútbol, tu opinión, lo que tú comes o tu forma de hacer cualquier cosa?
Basta un punto de vista diferente y todo se desmorona, hay una descompensación emocional general. Y se dicen personas cultas, civilizadas y espiritualizadas. Siempre que se esté de acuerdo con ellas.
Las diferencias incomodan a esas personas hasta el punto de exponer el desequilibrio en que viven. No es por las palabras por lo que se conoce a una persona, sino por sus actitudes.
Y cada vez más nos deparamos con la incoherencia y con la intolerancia social.
Todo lo que sucede en lo exterior sirve de gatillo para accionar en nosotros algo latente, que puede ser nuestro lado luz o nuestra sombra.
¿Cómo reaccionas tú frente a los estímulos externos? ¿Y con las personas que piensan de modo diferente al tuyo? ¿Cuál es tu lado más fuerte?
Un auto-análisis requiere coraje para mirarse a sí mismo y, más coraje todavía, para transformarse y hacer que este mundo cambie a mejor.
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