Existe un prejuicio contra el
humor entre los eruditos, que prefieren tratar de cuestiones “serias”. Este
rechazo se remonta quizá a las figuras del payaso y del bufón, de baja
condición social. Entre los filósofos clásicos, sólo Aristóteles trató acerca
de la comedia, pero este texto se perdió.
La consideración moderna acerca del humor ha cambiado
enormemente. El humor y la risa son considerados como actitudes propias del
hombre, y que nos diferencian de los animales. El humor es una demostración de
grandeza que pareciera decir que en última instancia todo es absurdo y que lo
mejor es reír, como aquel condenado a muerte que llevan a la horca un lunes y
exclama: “¡Bonita forma de comenzar la semana!”. El humor es una afirmación de
dignidad, una declaración de superioridad del ser humano sobre lo que acontece.
Carecer de humor es carecer de humildad, es estar demasiado
inflamado de uno mismo. El humor es una herramienta crítica de gran eficacia.
El humor permite ver lo que los demás no perciben, ser consciente de la relatividad
de todas las cosas y revelar con una lógica sutil lo serio de lo tonto y lo
tonto de lo serio. A veces el mejor consejo es el que proviene de un chiste y
no de una formulación teórica.
El chiste, el acertijo y la broma son excelentes y necesarios
ingredientes de la sabiduría, ya que su esencia es precisamente la ruptura del
orden lógico y del conocimiento formal con alguna salida que, como una chispa,
ilumina bruscamente el entendimiento con una novedad, se desgrana en risa y
deja un sabor de ingenio en la mente. Arthur Koestler ha mostrado repetidamente
el cercano parentesco de la risa con el hallazgo y el descubrimiento en ciencia
y en arte. ¡Ajá!, decimos en el momento en que se establece la claridad en la
conciencia. ¡Ja, ja!, nos reímos cuando un chiste nos parece bueno por la
inesperada ruptura con el orden esperado.
La filosofía y el humor están estrechamente relacionados. El
sentido en el sinsentido, que caracteriza al chiste, es también la forma de las
paradojas, aporías y acertijos de que se nutre la filosofía. Jugar con la
polisemia y las múltiples acepciones, el disparate, los enlaces arbitrarios de
dos representaciones contrastantes, diversas, ajenas, todo lo que a la
filosofía le ocupa como alguna que otra clase de sofisma, equívoco o
paralogismo, son descripciones de las técnicas del chiste.
Por otra parte, la actitud filosófica requiere de una mirada
bromista. El planteamiento de un problema filosófico necesita una mirada que
pueda superar dogmas, ir más allá de una evidencia, un tabú, un prejuicio o de
otras inhibiciones propias del hombre. Filosofía, inteligencia, sin humor, es
esterilidad, artificialidad, robótica pura. Humor sin inteligencia es mal
gusto, zafiedad. De la unión entre filosofía y humor, nace la creatividad, la
fantasía lúdica, el juego de la lógica.
El sentido del humor es el término medio entre la frivolidad,
para la que casi nada tiene sentido, y la seriedad, para la que todo tiene
sentido. El frívolo se ríe de todo, es insípido y molesto, y con frecuencia no
se preocupa por evitar herir a otros con su humor. El serio cree que nada ni
nadie deben ser objetos de burla, nunca tiene algo gracioso para decir y se
incomoda si se burlan de él. El humor revela así la frivolidad de lo serio y la
seriedad de lo frívolo. Se trata de una virtud social: podemos estar tristes en
soledad, pero para reírnos necesitamos la presencia de otras personas.
Pero en el humor no todo vale, como escribe Comte-Sponville:
“Se puede bromear acerca de todo: el fracaso, la muerte, la guerra, el amor, la
enfermedad, la tortura. Lo importante es que la risa agregue algo de alegría,
algo de dulzura o de ligereza a la miseria del mundo, y no más odio,
sufrimiento o desprecio. Se puede bromear con todo, pero no de cualquier
manera.
Un chiste judío nunca será humorístico en boca de un antisemita. La
ironía hiere, el humor cura. La ironía puede matar, el humor ayuda a vivir. La
ironía quiere dominar, el humor libera. La ironía es despiadada, el humor es
misericordioso. La ironía es humillante, el humor es humilde”.
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