sábado, 1 de diciembre de 2018

Lo Que La Mente Refleja


La vida continuamente nos da la oportunidad de conocernos, entendernos y crecer; ya sea por medio de situaciones, experiencias y personas; o por medio de nuestro cuerpo. Todas nuestras vivencias nos ofrecen la oportunidad de interiorizarlas. Desafortunadamente, lejos de tomar dicha oportunidad para nuestro desarrollo personal, nos pasamos la vida huyendo al enfrentamiento de lo que acontece en nuestras vidas.

Sabemos por experiencia que los hechos mentales se suscitan conjuntamente con hechos físicos, es decir, hay un determinado paralelismo entre unos y otros. Nuestra mente tiene el poder de materializar todo aquello que en ella se genera. Cada idea que pensamos, nos da la posibilidad de moldear cada aspecto de nuestra vida.

Sin lugar a dudas, nuestras emociones son parte integral de nuestro pensamiento, y por ello, repercuten en nuestra “vida física”. Estas emociones y sus consecuencias pueden ser positivas o negativas, según nuestra perspectiva y el manejo que de ellas hagamos. Las emociones positivas como el amor, la alegría, la amistad, etc. son las que ayudan a tener buena salud. En contraste, las emociones negativas como el resentimiento, la culpa, el enojo, etc. producirán malestares y nos harán más propensos a las enfermedades.

Por otro lado, nuestros pensamientos, creencias y actitudes rigen nuestro devenir, y con frecuencia no alcanzamos a entender ni imaginar las dimensiones de esto. Todo lo que hay en nuestra vida, es y será consecuencia de nuestras acciones pasadas o presentes, de lo que hacemos o dejamos de hacer.

Como ya hemos mencionado, una de las acciones que muy comúnmente tendemos a realizar es, huir del dolor, no sólo del emocional, sino también del físico. La medicina actual ofrece un remedio para todo y para todos; pastillas para el dolor de cabeza, para el insomnio, el control de peso, etc. 

Diariamente se anuncian en televisión los “productos milagro”, que prometen acabar con todos nuestros males sin hacer esfuerzo alguno. Pero, ¿acaso sentir es malo? Sentir nos dice que estamos vivos, que hay algo (bueno o malo) que atender. El problema es que estamos sumergidos en el estrés cotidiano y buscamos la solución más rápida, acabar con el síntoma para poder continuar.

Vemos el síntoma y no la razón por la cual aparece, sin darnos cuenta que este viene por una serie de consecuencias y circunstancias. No nos tomamos un tiempo para averiguar qué está provocando esa sensación.

Sabemos que el individuo es un todo. Un conjunto que no se puede separar en partes distintas. Las enfermedades causan dolor físico y fuertes reajustes importantes en la vida, de modo que producen estrés, y por tanto ansiedad, angustia y depresión.


Sería muy bueno que la próxima vez que algo nos duela, busquemos la causa profunda y no sólo la solución inmediata y superficial.

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