Esta mañana me he levantado
observando mi entorno, desde las cosas que conforman mi guarida humana, la cual
está impregnada de vivencias propias y extrañas, hasta las apenas perceptibles
señales de innúmeras presencias que desde el mundo exterior nos dejan sus
huellas como recordatorio de que no estamos solos en el despertar de cada día.
Estas señales del mundo exterior, que han irrumpido, bruscamente, cual
si fuesen un vendaval que abrió con su fuerza los ventanales de mi mente, esparciendo
por doquier, una sucesión de acontecimientos pasados, que
sin lugar a dudas, tenían una estrecha interrelación, con este hecho abominable
que los noticieros de todo el mundo anunciaban, como si
formaran parte de un macabro puzle, que, una vez armado, pondría al
descubierto, el trazado de un plan sutilmente elaborado.
Ahora, en realidad, hay momentos en que me cuestiono, si valdrá la pena
continuar con el desarrollo de este artículo, tal como me ha pasado
con tantos otros que he escrito anteriormente, ¿saben el motivo? La
cuestión estriba en que para poder unir las diferentes partes de este puzle que
menciono, es absolutamente necesario conocer y sortear los mensajes
subliminares, que se han introducido en nuestra conciencia colectiva, a través
de innúmeras citas, que se introducen como mojones, para marcan los
límites establecidos entre “lo permitido” y “lo prohibido”.
Como esto insume tiempo y el crédito de atención, que tu condición de lector tiene incorporado, es limitado, mucho me temo que no
podamos continuar
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