viernes, 2 de febrero de 2018

La Vida Se Transforma


Observar y acompañar amorosamente, sin juicio es un aprendizaje duro y algunos días abruptos.

Mi espíritu a veces anhela esa varita mágica capaz de con un solo golpe disolver cualquier sufrimiento. Porque los aprendizajes personales son duros.

Pero los que más duelen son los de las personas que amamos. Quizá sea la ausencia de uno de los padres durante la infancia, quizá una adicción en la familia, la ausencia de personas importantes, amigos que se distancian... 

Aprender a no interferir en procesos, mantenernos a un lado y hablar solo cuando se pida nuestra opinión. Aprender a no manipular, levantar el pie del acelerador y ser generosos a la hora de brindar el tiempo necesario para cada uno.


Sin olvidar darnos tiempo para recuperarnos de esas experiencias a nosotros mismos. Porque cuando remolcamos a los demás solemos dejar de prestar atención a quien conduce y sólo miramos que no se suelte lo que viene detrás.

Pero no debemos olvidar, que lo que empuja debe ser cuidado con mimo, procurando no quedarnos con esas cosas que pretendemos arrancar de los demás. 

"La vida es un arco iris que incluye el negro." Yevgeny Yevtushenko 

Últimamente he echado de menos a algunos amigos, la presencia de quien pudiera tirar de mí también. Puede que en paralelo estamos viviendo situaciones que en el futuro hagan que nuestra relación sea más sólida, puede que no soportemos lo que esa relación muestra de nosotros mismos, puede que algunas relaciones simplemente no tengan que ser ahora. 


Con el tiempo también se aprende a no reprochar las ausencias. Y a recibir con gratitud el más leve gesto de ánimo o complicidad. Hay quien aun estando lejos, puede situarse en nuestro regazo en una llamada telefónica.

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