La capacidad para resolver problemas se puede definir como la eficacia y agilidad a la hora de encontrar soluciones a los problemas surgidos. Aquellas personas con alta capacidad para la resolución de problemas son capaces de actuar de forma proactiva, sin perder el tiempo, y encontrando las soluciones más apropiadas para cada caso, pensando siempre en las repercusiones que estas puedan tener a largo plazo.
Los pasos a la hora de resolver un problema son: definirlo, buscar las posibles soluciones, valorar las consecuencias positivas y negativas de cada una de ellas y elegir e implantar la más conveniente.
Parece algo sencillo pero, sin embargo, no todas las personas tienen la capacidad de reacción que ciertos problemas dentro de una empresa pueden exigir y, por eso, esta competencia es tan valorada por los responsables de recursos humanos, por encima incluso de la orientación a objetivos o el trabajo en equipo. Algunas de las competencias estrechamente ligadas a la resolución de problemas son a creatividad, la toma de decisiones, la flexibilidad o el trabajo en equipo.
¿Se puede entrenar esta competencia? ¿Podemos mejorar nuestra capacidad de resolver problemas? Pues, como casi todo, sí. Veamos cómo:
1. Lo importante es la solución, no el problema. Está demostrado que el cerebro no puede encontrar soluciones si está centrado en el problema, pues de este modo solo estarás consiguiendo alimentar la negatividad. Las emociones negativas se activarán y bloquearán todas las posibles soluciones. Busca las respuestas, no los responsables o la causa del problema.
2. Mantén tu mente abierta. No deseches ninguna de las ideas que se te pasen por la cabeza, aunque puedan parecer ridículas. Impulsa el pensamiento creativo y así llegarás a otras posibles soluciones.
3. Simplifica. Sí, haz las cosas sencillas. No te compliques.
En la sencillez muchas veces está la solución.
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